El Auge de los Señores de las Runas_19 de Rova del 4707

 19 de Rova del 4707

    Han pasado tres días desde que salimos de La Cofradía. El camino está siendo muy duro: no para de llover y no vemos el rastro de los compañeros que se han perdido.

    Además, hoy nos ha atacado por sorpresa un perro goblin. Henry nos ha dicho que su mordisco puede inocular la viruela goblin y que, aunque no es un perro de verdad, los goblin los entrenan para que sean sus monturas. En el ataque, Clotilde se ha asustado y escapada y, pese a los intentos de Volgo por ir tras ella, no la ha alcanzado. Hemos perdido mercancía. No toda, pero sí parte. Y para seguir sumando desgracias, nos hemos encontrado una víctima de los perros o de algo peor: era un enano que yacía moribundo a los pies de un árbol. He tratado de salvarlo, pero no he podido porque la enfermedad estaba en un estadío muy avanzado. Llevaba una pulsera en la que ponía J. C. Esperamos poder encontrar a su familia y darle un entierro digno.

    Tras todo eso, hemos seguido nuestro camino empapados y resignados, tratando de llegar a un lugar en el que resguardarnos. Nos hemos topado con la tumba de un muchacho algo más joven que Henry y que yo donde estaba tallado el nombre de Abel de Corvone. Entre el agua que caía, hemos podido ver que estábamos en la zona circundante a un complejo clerical, así que hemos decidido ir a pedir ayuda. Y ya por fin la suerte ha estado un poco de nuestro lado: al llegar al monasterio, donde sirven a Trisnel, nos han dicho que tenían a Clotilde y que podíamos pasar la noche allí. Nos han presentado al hermano Ubras, al hermano Horacio y al Abad Valbok, todos ellos amanuenses. Tras la cena y la misa a la que nos han obligado a ir, conocemos también a Chonchu, que es un hermano al que cuidan entre todo debido a un daño cerebral. Bueno... Todos le cuidan menos Dumog, otro de los hermanos. Hemos pillado a Chonchu rebuscando en el zurrón de Henry y Dumog casi quería torturarle en castigo. Hemos conseguido que le dejase en paz, al menos por esta noche.

    Estoy agradecida de que nos hayan acogido, pero no entiendo lo de ir a misa. Estaba tan cansada que me ha parecido un precio justo a pagar por una cama y un techo, pero espero que no se piensen que venimos para quedarnos.