El Auge de los Señores de las Runas_20 de Rova del 4707

 20 de Rova del 4707

    ¡Qué locura! ¡Menuda estancia! Casi me han dado ganas de volver con mis compañeros de clase. 
    Ahora voy conduciendo el carro mientras Volgo y Henry duermen como pueden, porque no hemos podido dormir nada en el monasterio.
    La tumba que vimos de Abel resultó ser un antiguo hermano al que habían asesinado por tenerle envidia de que el dios le había agraciado con su don. Para pagar nuestra estancia, el abad nos pidió que investigásemos todo esto y hemos tenido que lidiar con mentiras, engaños, chapuzones en agua y barro, asistir a misa, comer cosas sin sal, un maldito muerto viviendo y unos monjes cobardes. Porque Abel volvió de la tumba para vengarse y se había puesto a hacerlo la mar de bien matando a varios hermanos hasta que conseguimos pararle.
    Al menos hemos podido ayudar a Chonchu a que le traten mejor. Pero seguimos con J. C. sin enterrar. Ay... En fin...
Moraleja: qué mala es la envidia.

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