Rebeldes del Infierno - 17 de Sarenith del 4715

 17 de Sarenith del 4715

    Ciudad portuaria de Kintargo.
    Hace diez días llega Barzillai Thrune coincidiendo con la salida de la ciudad de la antigua lord alcalde Jilia Bainilus.

    Hace una semana tiene lugar La Noche de las Cenizas, erradicación de toda disidencia a la nueva figura de orden, Barzillai, que se impuso a su llegada bajo edicto de la reina Abrogail II.






    Hoy se han manifestado la ciudadanía pidiendo que se terminen las nuevas normas y se levante la ley marcial con sus siete proclamas (absurdas a quien preguntes que no le lama el culo a Abrogail). Os las cuento para que alucinéis:
  1. Los asesinos de las pestes de la ciudad (de aquí en adelante definidas como palomas, ratones y cuervos), que presenten dichas pestes a los dottari, obtendrán la recompensa de un cobre por pieza.
  2. Todos los lugares de negocio público, deben mostrar en una posición prominente, en la primera habitación accesible desde la entrada principal del edificio, un retrato de Su Infernal Majestriz Reina Abrogail II. Dicho retrato debe medir no menos de 11x17 pulgadas.
  3. Cualquiera que capture vivo y sin daño alguno a un perro salvaje que exceda las 50 libras de peso, obtendrá la recompensa de 2 monedas de plata a la entrega del animal a los dottari.
  4. El derecho a vestir prendas finamente bordadas en público está prohibido de aquí en adelante a cualquiera que no pertenezca a los agentes de la Casa Thrune o a la Santa Iglesia de Asmodeus. Excepciones pueden ser recompensadas o compradas a discreción de la ciudad.
  5. El grano es la vida. Si se derrama grano en público debe ser recogido, limpiado y reempaquetado en menos de una hora. Cualquiera que permita o cause la pérdida de este, tendrá multa de un cobre por grano.
  6. La ingesta de té por la noche, conlleva un peligroso desequilibrio a la mente durmiente. La ingesta de té entre las horas de la puesta del sol y el amanecer está prohibida bajo multa de 10 piezas de oro.
  7. El olor y el sabor de la menta es una abominación para el paladar refinado. No seas cretino. El uso de menta en caramelos, bebidas o cualquier forma de confección está de aquí en adelante prohibida bajo pena de 20 piezas de oro.
    Conozco a Rudy en la manifestación. Está ahí porque sus padres llevan sufriendo penurias al intentar saldar las deudas contraídas al intentar curar a su hijo. Es natural de aquí, de Kintargo. También conozco a Yaki, que está aprovechando la aglomeración para vender pinchitos de pulpo con su carrito ambulante.
    No sé si contarles qué hago yo aquí. Presentarse como una fugitiva de la secta (o religión para algunos) de Asmodeus, no creo que quede bien para empezar una amistad. Cuanto más camino y alargo mi viaje, más veo que los asmodeanos están por todos lados. Había oído que Kintargo era una ciudad libre donde se permitían cultos benevolentes. Ha sido un palazo encontrarme con esto. Voy a quedarme a investigar para devolver la ciudad a su ser y que no se pierda este pedacito de oasis dentro del Imperio.
    Imagino que antes o después podré contarles sobre mi. Por el momento, ha primado ponernos a salvo de la que se ha armado: la manifestación ha resultado ser una trampa. Barzillai anuncia su octava proclama: "Se prohíbe desembarcar a los capitanes de los barcos bajo pena de aplastamiento." Tras esto, empiezan a atacar a la gente. Las personas se defienden como pueden. Rudy, Yaki y yo nos unimos para protegernos (bueno, yo me escondo y es Peluche el que lucha, pero somos un equipo, ¿no?). Desde mi escondite les llamo y huimos en cuanto podemos. La pista de que no podemos ganar nos la ha dado ver a la capitana de la guardia dottari, Nox, hacer alarde de su poder al sacarse una daga que le lanzan e incrustan en el cuello y sonreír mientras su herida se cierra. 


    Mientras escapamos, oímos a los perros infernales morder y quemar a quien se les ponga por delante y a la guardia arrasar con sus armas y escudos a la multitud.
    Alejados del follón, empezamos a caminar por las calles y nos encontramos en un callejón a un hombre llamado Rexus Victocora que estaba siendo víctima de una paliza.


    Tras ayudarle, nos cuenta la historia de Los Cuervos Plateados a los que conoce como legado de su madre, la cual fue víctima de La Noche de las Cenizas. Hay pistas que nos llevan al antiguo matadero abandonado, La Justa Fortuna, así que vamos para allá a investigar esto que nos cuenta Rexus. Encontramos papeles cifrados y figuritas de plata de cuervos, a toda vista símbolos de sus miembros. Se los enseñamos a Rexus y es entonces cuando nos cuenta que tiene un contacto que puede ayudarnos: Laria Longroad, dueña de la taberna La Casa del Café.
    Nos dirigimos a conocerla y nos habla de que forma parte de la Red Campanilla, traficantes de información.


    Nos ofrece un sitio donde descansar y aceptamos encantados.
    Suficiente por hoy.

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