Rebeldes del Infierno - 03 de Erastus del 4715

  03 de Erastus del 4715

    Vaya humor por las mañanas tienen los adolescentes... Menudo despertar me ha dado Rudy hoy. Aunque quizás, pero solo quizás, tenía algo de razón en molestarse cuando se ha despertado y ha visto que Arbuelillo aún no había llegado al Nido. Por suerte, mientras le estaba tranquilizando (con pésimo resultado), para que al menos no despertase también a Yaki, ha llegado nuestro querido leshy. Rudy le ha sentido cuando aún no había llegado a la puerta y hemos salido a recibirle. La verdad es que estaba adoraaaableeee: el pobrecito ha llegado muy cansadito, apoyado en un tenedor. Rudy le ha cogido y no me ha dejado preguntarle nada, ha dicho que tenía que descansar. Pero cuando se ha despertado, ya con Yaki en pie también, nos ha contado que ayer se quedó en el carro de los ladrones que estaban en el orfanato, escondido entre unas cajas. De esa manera nos puede contar que fueron hasta una tienda donde les recibió el que parecía encargarse del almacén y les dijo que pronto podrían darle a Cicatriz lo acordado (es ahí cuando caigo en que la strix tenía una cicatriz que le cruzaba el ojo. Vaya mote más original, nunca se le habría ocurrido a nadie...) Arbuelillo le cuenta a Rudy que también se atrevió a entrar en la tienda y que allí se encontró con que el sitio estaba lleno de utensilios para el hogar. Esperó a que los tipos de las capas rojas se fueran para ver cómo reaccionaba el del almacén y le escuchó decir "Malditos Hurones Rojos". Pues bueno, ya sabemos cómo se llama ese grupo de delincuentes. Es más original que Cicatriz. Por cierto, casi se me olvida mencionarlo y puede que sea importante: hay un camarero de Laria que ha sido muy maleducado y ha tratado escuchar nuestra conversación. Cuando le hemos preguntado, nos ha dicho que oía una voz. Me huelen mal cosas de estas. Ya veremos qué pasa cuando acabemos con lo que tenemos en la lista en primer lugar: ir a por esta banda.
    Para poder acabar con ellos, vamos al orfanato. Al principio, entramos Yaki y yo por motivos obvios de sigilismo y destreza, aunque la armadura de Yaki pesa mucho y casi nos pilla Cicatriz, que estaba en la planta de arriba. Viendo el percal, salimos a buscar a Rudy, para ver qué hacer. Yo quiero que pase Peluche y se encargue de la pelea, pero Rudy cree que debemos actuar en equipo. Sabiendo cómo es el edificio y sus disposiciones, entramos y nos escondemos para pillarle por sorpresa y conseguimos vencerle con gran rapidez. Cada vez luchamos de forma más sincronizada y con mayor potencia, aunque aún nos queda mucho que aprender: me he dado cuenta de que Cicatriz estaba preparando un conjuro en área que no nos habría hecho ninguna gracia, así que ver cómo Yaki le daba el último golpe con sus puños ha sido un alivio. Aunque una pena también: Rudy había convocado un constructo que tenía muy buena pinta. Tendré que esperar para ver al muñecaco en acción. Cuando hemos registrado a strix para ver qué llevaba, hemos podido hacernos con una vara de fuego y una varita soporífera que ha añadido Rudy a su arsenal. Yo me he quedado con su capa roja, para hacerme la chula, además de que siempre está bien poder disfrazarse. Y arroparse. Me encantan las capas-mantita. Viendo el balance del combate... Le doy un 9. Habría estado bien poder interrogarla, aunque Cicatriz no tenía pinta de querer hablar. La verdad es que siempre me han resultado criaturas aterradoras a la par que molonas.


    Nos quedamos allí, en el orfanato, lamiendo las heridas y preparándonos para cuando caiga la noche y lleguen los Hurones. Me han pillado desprevenida (¿cómo puede ser si estaba esperándoles yo a ellos? Cosas que solo me pasan a mi. Cosas de la pequeña Brisa, dice Peluche a menudo). Pero no ha pasado nada, porque con esta carita que tengo de niña de 10 años (y la altura también ayuda), me he hecho pasar por una chiquilla que se había perdido y lloraba buscando a su mamá. En cuanto les he tenido a un palmo, les he echado un soplo venenoso y me los he cargado (sin querer. Tengo que afinar). Los otros dos que llegaban detrás han sido atacados por mis compañeros rápidamente y les hemos atado para sacarles información. A Yaki se le ha ido un pelín de las manos, bajo mi punto de vista, y se ha cargado a uno porque había oído nuestros nombres (sí, somos un poco descuidados, en verdad). Al que queda vivo le interrogamos, pero no nos cuenta nada que no sepamos ya: son ladrones. Pensamos qué hacer con ellos y yo quiero usarlos para dar un aviso a Kintargo. Rudy y Yaki prefieren volver ya al Nido así que Peluche y yo nos hemos pasado la noche dejando un mensajito frente a la puerta del almacén: les dejamos colgados, a los tres muertos y al vivo, con unos carteles donde he escrito en común y en infernal "ladrones", "Hurones Rojos", "Maltratadores de Kintargo" y "Gobernantes Corruptos". Me habría gustado que fuese en la plaza central, frente a la Casa de la Ópera, pero nos habrían pillado antes de poner un pie en el primer adoquín. Así no está nada mal.
    Peluche y yo hemos vuelto contentos al Nido. Ha sido un buen día de demostrar que Kintargo está luchando.

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