El Auge de los Señores de las Runas_28 de Rova del 4707

 28 de Rova del 4707

    Hoy me han despertado bruscamente. Volgo no está versado en dar los buenos días, parece ser. La verdad, prefiero cuando me despierta Raíz. Y quién no. Además de la brusquedad, es que no he descansado mucho. He dormido escasas cuatro horas. Anoche llegué de madrugada tan contenta con los libros que Brodart me ha prestado para que pueda aprender tashiloniano y no me di cuenta de qué hora era. Desayunando, les he puesto al día de todo lo que hablé con la anciana y le hemos dado prioridad a drenar el pozo de esa magia y ese poder, así que nos hemos ido directos para allá. Esta vez ha sido mucho más sencillo. Han salido cinco engendros pecaminosos con los que hemos acabado velozmente. Se notaba que ya sabíamos a qué nos enfrentábamos.

    Tras limpiar el lugar, hemos ido a Soluciones Embotelladas a buscar las pociones. El hombre no trabaja muy rápido, espero que al menos trabaje bien y sean de calidad las que nos venda. Me dan ganas de ayudarle a sacar más pociones adelante, pero tenemos muchas otras cosas que hacer.

    Cuando hemos pasado por la joyería, Maev, el dueño, ha parado a Henry en plan misterioso (como si él no fuese luego a contarnos lo que le ha dicho) y le ha informado de que  el día anterior había estado allí una viajera en busca del anillo del enano J. C. Cuando Henry le pregunta por la descripción de la mujer, no puede decirle mucho sobre ella porque iba ataviada con mucha ropa, embozada y no se quedó mucho rato. Sí le da el dato de que tenía grandes pechos y que iba acompañada de alguien con el que se marchó al Ciervo Blanco.

    Hemos ido a la taberna a preguntar por estas dos personas, pero allí tampoco nos pueden contar gran cosa, y eso que hemos preguntado a varias personas. Por cierto, de entre todas las personas a las que preguntamos, hay un camarero nuevo que es realmente guapo y que viene de Magnimar. Tengo ganas de hablar con él para que me cuente más cosas de allí. Seguro que en su viaje ha visto muchas cosas interesantes. Y el que sea muy guapo quizás también es un aliciente, vale.

Me ha llamado la atención que el familiar del dueño que le ayuda con el lugar, el que presenció el incendio, ha vuelto a dejar de trabajar. Es por eso que han metido a este nuevo camarero. No es que me importe el cambio, pero la verdad, empieza a ser algo sospechoso.

    Preguntando por la mujer que busca el anillo y su acompañante, nos hemos enterado de que el jefe de basureros no está muy por la labor de trabajar. Hemos pensado en ganarnos algo más el favor de los habitantes de Punta Arena y hemos ido a hablar con él. Es un semiorco llamado Gorvi y, tras contarle la situación (y dorarle la píldora), se ha mostrado comprensivo (el mérito ha sido prácticamente del majo de Henry) y su actitud parece que ha mejorado lo suficiente para que vuelva al trabajo, al menos por unos días hasta que la gente de Punta Arena vuelva a ser una bocazas y le haga enfadar de nuevo. Trataremos de que se sepa que esto ha sido cosa nuestra. A ver si el pueblo empieza a poner un poquito de su lado.

    Antes de volver a la posada, hemos hablado con los guardias que hemos visto y les hemos contado que es importante que el río no quede sin vigilar. Nos han dicho que, como ya sabemos, no quedan muchos guardias en el pueblo y que va a ser difícil hacer una buena guardia, pero al menos deben ser los suficientes (o los necesarios) para que queden todos los puntos de entrada posibles vigilados. Nosotros hemos avisado. En todos los lados no podemos estar ni podemos hacer todo.

    Hoy me voy a dormir temprano. A ver si descanso un poco.