El Auge de los Señores de las Runas_30 de Rova del 4707

 30 de Rova del 4707

    Nos hemos puesto en marcha sin tener ni idea de hacia dónde ha podido ir Gobmut. Volgo nos ha dicho que no dudará en cortar la siguiente mano goblin que nos ofrezca un trato (también nos ha dicho que puede cortar más de una mano...)
    En fin, sea como sea, sepamos a dónde se dirige o no, hemos seguido con el plan de llegar al punto principal de Cima del Cardo, así que hemos continuado cruzando la isla hasta que hemos llegado a un puente. Era endeble, de tablones y dos cuerdas roídas y podridas. Como soy la más ligera, he empezado cruzando yo y me he llevado un buen susto cuando el puente casi se cae al soltarse una de las cuerdas de un lateral. He conseguido mantener el equilibrio por pura suerte. La verdad, he llegado a sentir cómo mis dedos perdían todo el agarre, pero me he sujetado finalmente y he vuelto a subir. Me he asustado mucho. Era como si estuviese hecho a propósito. He conseguido recomponerme y no hacer ningún ruido (bastante tuvimos ayer), he seguido hacia delante y he esperado lo más agazapada posible hasta que Henry y Volgo han llegado también. Volgo ha tenido la buena idea de cortar la cuerda que se ha caído y así hemos podido hacernos al fin con una (no estamos acostumbrados a estas clases de aventuras y aún no nos habíamos hecho con una).
    He abocetado el puente. Una no se siente a punto de morir todos los días (por suerte) y, no sé movida por qué sensación o sentimiento, pero he sentido que debía dibujar el puente.

    Al otro lado del puente había una empalizada. A tiempo, hemos escuchado a dos goblins y a sus perros monturas y nos hemos podido esconder para hacerles una emboscada: yo he dado un tiro certero a un perro en la cabeza, Henry se ha lucido con sus conjuros y Volgo a decapitado a los perros de un golpe. He pensado en Sandria, la maestra guerrera de la Cofradía, seguro que habría estado orgullosa al vernos combatir. Al goblin que hemos dejado con vida le hemos interrogado y nos ha contado que solamente hay una puerta de entrada al lugar que usan de residencia o sede de operaciones, pero que, una vez dentro, hay una zona a la que casi nadie tiene permitido el paso y nos ha dicho dónde era. En ese momento, Volgo ha cogido el goblin y lo ha tirado por el acantilado al mar. Durante unos segundos, nos hemos quedado en silencio los tres. Henry le ha dicho que no hacía falta. Yo le he dicho que tenga cuidado, que no podemos volvernos como ellos y generalizar a todos, pero la verdad, yo ya tampoco me fío de ningún goblin. Volgo nos ha dejado clara su postura. Creo que es la postura que compartimos, pero es duro darse cuenta de cómo está cambiando nuestro pensamiento en algunos sentidos.
    Al entrar en la empalizada, nos hemos encontrado un escabroso lugar con goblins y perros muertos. El suelo lleno de sangre. Todo aparentemente desierto. Henry nos ha dicho que es raro el estado de los goblins, que, según sus costumbres, no es normal encontrarse así a los cuerpos porque los suelen enterrar o quemar. Me he acercado a mirar los cuerpos y parece como si les hubiesen dado un mazazo en la cabeza. Hemos pensado que había sido Gobmut, pero, al seguir explorando el lugar, nos hemos encontrado con un pobre caballo muy malherido y he deducido que las abolladuras en los cráneos de los goblins las ocasionaron las coces del caballo tratando de salvarse de la presa. Lo que no sabemos es por qué lo traían aquí desde tan lejos. He intentado curarle, pero no he sabido, así que ha sido nuestro druida el que le ha tranquilizado (el pobre estaba encabronado y asustado) y le ha tratado las heridas.
    Escribo todo esto antes de seguir la exploración, en un descanso que hacemos aquí escondidos, porque no sé qué más vamos a encontrarnos y, pase lo que pase, quiero que quede constancia de todo lo que estamos descubriendo. Así que lo que voy a escribir a continuación espero que podamos resolverlo nosotros mismos y volver a Punta Arena para contarlo a aquellos en quienes confiamos de viva voz: nos hemos quedado helados cuando, al buscar más pistas que nos ayuden a entender qué hace el caballo aquí, ¡hemos visto el sello de nuestra Cofradía grabado a fuego en la grupa. Entonces, se me ha venido a la mente de nuevo el nombre de Murian Muk, el misterioso hombre que llegó en esa noche de tormenta antes de que nos mandaran partir. ¿Qué está pasando aquí? ¿Qué está haciendo Nualia y quién la está ayudando? ¿Estamos nosotros metidos en todo esto sin saberlo?
    Hemos continuado explorando el lugar. Estaba lleno de habitaciones mugrientas, asquerosas a más no poder y, sin que sepamos por qué, todas las puertas tienen cerraduras y la llave estaba echada. Nos hemos organizado para poder ir explorando más eficazmente: Henry escuchaba, yo abría la cerradura y Volgo nos guardaba las espaldas.
    Llegado un punto, nos hemos encontrado con un sitio que daba a unas escaleras que bajaban a otra zona. Había una mesa llena de herramientas y material arqueológico. Hemos encontrado un papel que decía "Una vez que la bestia susurrante sea domada, vendrán goblins de tierras tan lejanas como Cicatriz de Niebla." No hemos encontrado una fecha para esto, pero hemos calculado que quedan pocas semanas. Henry ha oído a alguien conjurando y hemos pasado a toda velocidad a la sala para poder pillarle, pero solo hemos encontrado una habitación vacía llena de libros, runas y un mapa enorme de Punta Arena. A Henry le ha parecido ver la sombra de un gato, pero no lo encontrábamos. Yo he sugerido que, quien fuese que estaba conjurando ahí, seguía en el lugar pero que se había vuelto invisible y entonces Volgo ha empezado a dar espadazos por la sala. Ha sido gracioso. Henry se ha puesto en la puerta y yo he tratado de hacer de cebo. Demasiado tarde, Henry ha caído en la cuenta de que la puerta tenía una gatera y que, quien fuese, se había ido. Volgo ha tratado de seguirle el paso, pero varias puertas más tenían gatera, así que nos ha parecido inútil intentar siquiera seguir esa empresa. He cogido el mapa y varios documentos en thassiloniano, he tomado apuntes de varias runas y nos hemos ido para seguir con la exploración.
    Más adelante, había un mural hecho por goblins con escenas bélicas, donde uno de los goblins, a escala con los demás, da la sensación de medir nueve metros y de tener ojos de serpiente y, además, lleva dos espadas (son odiosos, pero a la vez son tan graciosos...)
    La sala más grande que hemos encontrado en esta zona tiene una puerta de doble hoja que contiene varias pilas con agua bendita (supuestamente, a ver quién toca eso), escalones que dan a una zona superior donde reside un altar de mármol negro y un pozo que nos recuerda al que secamos en la fábrica. No sabemos si es de la misma naturaleza, pero no nos hemos quedado a averiguarlo. Las paredes están llenas de murales y frescos y, coronando la habitación, hay una gran estatua de Lamashtu. Al acercarnos al altar, hemos visto que sobre el mármol yacían las cenizas del que hemos imaginado era el padre Tobyn. Estando allí, nos han atacado dos perros enormes que no habíamos visto porque estaban en invisible. Eran enemigos terribles. Finalmente Volgo ha acabado con ellos, pero no ha sido nada fácil y Henry y yo casi no lo contamos.

    Cuando hemos podido reponernos un poco, hemos ido a la habitación contigua y allí se me ha caído el alma a los pies: estaba llena de celdas y había dos muertos dentro. No me era posible abrir las cerraduras para poder ver quiénes eran, así que Raíz se ha acercado a mirar. Hemos sabido que uno de los hombres era de nuestra Cofradía y, el otro, un elfo que no identificamos. He memorizado el atuendo del elfo para tratar de dar con su origen.
    En la siguiente sala hemos encontrado una mesa llena con comida de hace ya mucho tiempo. Cuando estábamos hablando de pasar a otra sala, Volgo ha escuchado que alguien estaba pasando por la sala contigua y se ha echado a la carrera para pillarle. Henry y yo hemos ido detrás y nos hemos encontrado con un hombre apuesto, bien pertrechado con una armadura impecable y una gran espada. La verdad, era lo último que esperaba encontrar allí abajo en esa pocilga de mala muerte.
Se llama Orin Vancaskerkin. Tras luchar con él, nos ha pedido clemencia. Volgo no quería ser clemente, pero Henry se ha interpuesto y al final hemos hecho un trato con él. Por lo visto, era el guardaespaldas de Nualia. Ella le contrató en un momento en el que estaba mal y pensó que así tendría una forma de irse de Magnimar y de enmendar sus errores. Ha visto que no. Estaba claro para todo el mundo menos para él, pero oye, mejor tarde que nunca. Nos ha contado que lo que sabe de este templo es que es un lugar donde hacen sacrificios y rituales. También nos ha dicho que hay otra mujer, Lyrie Akenja, dueña del gato que ha visto Henry, que es una maga consumada obsesionada con las reliquias y antigüedades que sacan de aquí.  No hemos podido terminar de hablar porque hemos escuchado que venía más gente, probablemente alarmados por el ruido que hicimos antes al combatir contra esos perros. Hemos huido hacia delante para no irnos del enclave y poder seguir explorando y hemos dado con una gruta. Nos hemos arriesgado a explorarla y hemos combatido allí con la bestia t
entamort, un calamar gigante. Ha sido una lucha rápida pero intensa: Henry ha luchado con su conjuro de ácido, Volgo con su espadón y yo con la ballesta. La criatura se ha ensañado con Henry, así que yo he dejado los ataques a distancia para ir a curarle y Vancaskerkin nos ha ayudado cubriéndole interponiéndose entre nosotros y la criatura con sus golpes de espada. Para rematar el combate, Volgo ha entrado en furia y ha acabado dándole muerte.
 Henry nos ha dicho que, además del esperado conducto para el veneno, el aguijón tiene otro conducto que porta huevos. Por un momento me he asustado mucho, porque durante el combate nos ha atacado con el aguijón, pero tras la inspección, parece que estamos bien. He cogido veneno del aguijón de la criatura para investigarlo y poder usarlo en nuevas sustancias alquímicas.
    Más adelante hemos encontrado un almacén y unos cadáveres. Parece ser la guarida de algún bicho que seca los cuerpos de sus víctimas dejando solo hueso y piel. Es tremendamente perturbador. Inmediatamente después, había una sala de crianza goblin con varios aún bastante bebés o muy pequeños. Hemos cerrado la puerta antes de que nos viesen, con grandes sentimientos encontrados. Si parecía que estaba siendo todo física y emocionalmente agotador, hemos acabado de rematar la cuestión cuando hemos llegado a una habitación apestosa hasta decir basta, que nos ha puesto al borde de la arcada, donde hemos visto a tres hembras goblin y hemos recibido el ataque sorpresa de un bugbear que estaba tras la puerta esperando nuestra llegada: Bruzatnus.
Volgo y Orin han luchado cada uno en su estilo, pero con la misma efectividad y en un momento habían acabado con las goblins y no mucho después han derrotado a Bruzatnus. Registrando la habitación, hemos dado con una flecha de sueño y un virote trepador. He cogido del cuello de Bruzatnus el collar que lleva lleno de orejas de elfos para dárselo a Salelu. Creo que habría querido ser ella quien acabase con él, pero también creo que le alegrará saber que hemos sido nosotros.
    Al seguir explorando hemos llegado a la zona de las habitaciones de los principales residentes en este fuerte: estaba no solo la de Bruzatnus sino también la de Tsuto, Lyrie, Nualia, ... Pero no hemos dado con ellos. En la habitación de Lyrie solamente había papeles que no entendíamos o no nos servían. En la de Tsuto hemos encontrado borradores de cartas a su padre y a Ameiko, planes esbozados, etc. En la de Bruzatnus solamente cosas asquerosas, nada útil. La de Nualia tenía pinta de que estaba sin usar desde hacía tiempo, aunque Orin nos cuenta que a veces ella y Tsuto se acostaban ahí pese a tener ella una sala en el piso inferior donde tendrían más intimidad, quizás para recordar su presencia e incomodar a los demás.
    Al no encontrar por aquí escaleras que bajan, pero sabiendo que hay un piso más abajo, hemos vuelto a la sala donde estaba el mapa de Punta Arena  porque Orin cree que puede que se moviesen desde ahí y, en efecto, Henry ha encontrado un pasadizo secreto tras una de las estanterías. En el pasillo había una trampa terrible oculta que ha atrapado y encerrado a Volgo entre unos paneles y unos pinchos que se abría a un foso. Volgo ha resistido mientras Henry y yo desactivábamos la trampa. Por suerte he tenido la ayuda de Henry, porque yo no acababa de ver la pestaña concreta que había que manipular. Tras un rato que se ha hecho muy largo, he podido dejar la trampa inutilizada y hemos continuado hasta llegar a una sala con runas thassilonianas que he apuntado en mi cuaderno como mejor he podido. Esta sala daba a otra habitación, enorme y preciosa, de paredes redondas repletas de pergaminos y libros coronada por una estatua de Lamashtu y un trono donde Nualia nos esperaba sentada escoltada por dos sabuesos.

Nualia iba protegida con una armadura imponente llevando el torso al descubierto permitiéndonos así ver que tenía una cesárea. Sin dilación, hemos comenzado un combate atroz. He sentido varias veces que íbamos a morir. Ha sido horrible. Sin poder evitarlo, he corrido despavorida huyendo del lugar, era como si no controlase a mi propio ser, como si estuviese bajo el influjo de Nualia. Cuando he conseguido reponerme y volver, no he aguantado mucho en el combate y Henry me ha tenido que curar usando el vial de agua bendita del santuario que llevaba yo en el cinturón. La salud se me ha restablecido por completo. Es tranquilizador saber que aún contamos con el de Henry y creo que deberíamos volver a por más al monasterio de donde lo cogimos. Nualia ha tratado de huir, pero se lo hemos impedido y le hemos ido cerrando el paso. Cuando al fin hemos conseguido acorralarla, se ha echado un conjuro de protección que nos impedía atacarla. Aún así Vancaskerkin no se ha movido y ha estado flanqueándola y cerrándola el paso todo el tiempo que ha podido. Mientras tanto, Volgo ha matado a uno de los perros y Henry ha acabado con el otro. 
La fiel seguidora de Lamashtu, al ver que no tenía forma de salir de la sala, se ha subido a un pedestal y ha atacado desde ahí con ventaja estratégica y técnica. Vancaskerkin ha caído y, mientras yo le curaba, la medio asimar ha tratado de huir de nuevo. Volgo no ha dudado ni un segundo y, aún sacudiendo la sangre del perro de su espadón, ha salido a la carrera tras ella. No ha tardado en alcanzarla y ponerse a su altura. Poniendo a prueba algo más sus músculos, ha empujado el suelo bajo sus pies sobrepasando en la carrera a Nualia a tiempo para frenar y colocarse en una postura firme, ha girado sobre su torso dirigiendo hacia ella su espadón en un corte horizontal y, 
aprovechando el impulso de la rotación de su cuerpo y la carrera de ella, ha acabado con la vida de nuestra enemiga. El largo combate ha terminado con el cuerpo de nuestra rival dividido en dos.
De su cuerpo, hemos recogido un medallón thassiloniano que pendía de su cuello con la forma de una estrella de siete puntas y también varias runas que nos servirán para que las armas cuerpo a cuerpo de Volgo golpeen con más potencia y fuerza.
            

Henry y yo hemos inspeccionado a Nualia. Por un momento, he tenido la certeza de que se iba a levantar para seguir combatiendo. Aunque han pasado ya semanas desde que vimos muertos vivientes en el monasterio, para mi es como si hubiese sido ayer. Hay cosas que han pasado muy rápido y está siendo todo muy desconcertante. En el laboratorio de la Cofradía no se nos prepara para nada de esto. Lo único que hemos podido hacer tras recabar la información de su cuerpo sin vida ha sido prenderle fuego. Nos hemos quedado en silencio hasta que se ha consumido casi por completo. Creo que no soy la única que está preocupada y ninguno nos quedábamos tranquilos hasta verla desaparecer. Aunque, como Henry nos ha dicho, pese a queme un cuerpo, si una diosa le da su favor a esa persona, casi cualquier cosa es posible. Y Nualia ha hecho mucho por Lamashtu.
    Al seguir explorando hemos acabado en otra sala enorme a la que se accedía por una puerta de doble hoja. Había una estatua enorme que portaba un arma y un libro. En esa sala nos han atacado dos sombras, dos criaturas horripilantes contra las que ha sido tremendamente difícil combatir. El ácido de Henry no las dañaba,  las armas de filo no hacían el daño habitual y mis lanzamientos de bombas han seguido sin ser de mucha ayuda. Sin embargo, en esta ocasión, algo extraño ha pasado: sin saber cómo porque la composición era la misma que para otras sustancias, he lanzado un frasco con fuego alquímico que, al estallar contra una de las sombras, se ha tornado de un color púrpura intenso, ha abierto una brecha en el suelo y ha succionado por completo a la sombra llevándosela a algún lugar. A la segunda sombra hemos tratado de acabar con ella mediante el combate tradicional: Henry protegiendo con su escudo y golpeando con su bastón y yo lanzando virotes con mi ballesta, pero solamente he conseguido que me hagan daño y romper mi arma. Al fin, Volgo ha terminado por rematarla.
                

    Al continuar la marcha por el fuerte, hemos subido unas escaleras que nos han conducido a una gruta de paredes cavernosas decoradas con hermosas pinturas con paisajes que desembocaba en una inmensa balsa de agua. Sobresalía un enorme casco de bronce bañado en oro. Henry ha inspeccionado el entorno y un cangrejo ermitaño que vivía en el casco nos ha atacado. En esta ocasión Orin y Volgo no han tardado en acabar con él. Para poder ver la profundidad de la cavidad y si conducía a algún lado, Volgo se ha atado una cuerda y se ha sumergido. Mientras yo sujetaba la cuerda, Henry ha buscado por la sala ¡y ha encontrado oro y plata!!! ¡Al fin dejamos de ser pobres como cucarachas! Nuestra alegría se ha visto sacudida durante unos instantes cuando la cuerda se ha cortado y he dejado de seguir a Volgo. He llegado a ponerme en lo peor y he llamado a Henry para que viniese a mi lado y tratar de intuir algo que nos dijese dónde estaba nuestro compañero, pero al poco tiempo el bárbaro ha vuelto a emerger y nos ha contado que da al mar, al lado del acantilado. No es una salida útil en condiciones normales, pero para una emergencia puede venirnos bien como escapatoria.
    Al fin hemos parado para descansar. Estamos en un sitio de todo menos acogedor, pero al menos aquí no hay amenazas y podemos pasar unas horas a salvo.
He perdido totalmente la noción del tiempo. Entre grutas, subterráneos, túneles y salas oscuras no sé cuánto ha pasado, pero, según me dicen, parece ser que acaba de caer la noche. A mi este día se me ha hecho como si fueran tres. Aunque, por extraño que parezca, esta vez no he querido volver corriendo a la Cofradía.
Lo que es innegable es que estoy al límite de mis fuerzas y debo descansar. Si me he puesto a escribir en el diario es para poderle contar todo a Brodart a nuestra vuelta, y también, por supuesto, a quien parezca de confianza y quiera ayudarnos a acabar con esta amenaza. Creo que todo lo importante lo he anotado, así que voy a tratar de dormir un poco.

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