Rebeldes del Infierno - 15 de Erastus del 4715

  15 de Erastus del 4715

    Esta mañana nos hemos acercado a la cama donde ayer dejamos al hombre que rescatamos, pero seguía durmiendo, así que hemos dejado a Blosodriette vigilándole y nos hemos ido al templo de Senex.
    Me he disfrazado de nuevo, esta vez de una niña que ayuda a sus padres a vender y menos mal haberlo hecho porque, cuando hemos llegado al puente, hemos visto que estaban registrando a las personas que lo queríamos cruzar. Además, hemos visto que tenían un pergamino con un boceto de la que se supone soy yo. Obviamente, está fatal hecho, yo soy mucho más mona, pero bueno, mejor no arriesgar a que me encuentren parecido con ese dibujucho. Me han parado (paraban a todas las niñas y las mujeres bajitas), pero he hecho una de mis actuaciones geniales y me han dejado pasar. Nada como llorar un poco porque mamá me va a echar una bronca. El teatro no tengo que forzarlo mucho: con pensar en las broncas de mi mamá de verdad ya hago el papelón.
    En fin, que hemos llegado hasta el templo y hemos conocido al Hermano Jenbai y a la Hermana Remele. Unos oráculos muy hippies.

Les hemos hablado de que queríamos ayuda para Octavio y sus hombres. Tras conversar un buen rato con ellos, nos han hecho un regalo que llevaban pendiendo de la barba y de las rastas: dos conchas de caída de pluma con invisibilidad incluida. No os puedo contar mucho de la conversación porque ha sido extraña: no sabíamos si nos estaban creyendo o no, si les gustábamos o no, si se estaban enfadando o iban confiando... Muy raruno todo lo que rodea a esta gente. No había visto cosa igual en mi vida.
Finalmente, nos han conducido hasta una sala donde había una inmensa estatua de Senex: una hermosa y poderosa mujer con un rostro piadoso que sujetaba en sus brazos a un hombre inconsciente. Cuando llegamos ante ella dijo algo de dar a los labios el regalo del aliento de nuestros pulmones. Yo no me quedé con las palabras exactas. Pero vamos, los tres entendimos que había que dar un beso a Senex. Sorpresa, no había que hacer eso. Rudy o Yaki, no recuerdo ahora quién, echó el aliento al marinero también. Pero no pasaba nada, así que seguimos explorando la sala siguiendo un pasillo que acaba en unas rejas. En ese momento nos cayó el ataque de un golem hecho de cuerdas, así, sin más. Con nuestro proceder combativo habitual, conseguimos vencerle y seguimos adelante, donde ya pudimos encontrar a Octavio en su escondite.

 De momento va a seguir ahí escondido. Aún no se fía de nosotros, nos ha dicho que, aunque tenemos fama, quiere comprobar por sí mismo lo que somos capaces de hacer y nos ha pedido que rescatemos y reunamos a su gente. Nos ha dado un misterioso paquete para que lo abramos cuando estemos en un lugar seguro.
    Hemos vuelto para hablar con Setrona y contarle todo y, en el camino, hemos conocido a Luculla Gens, la dueña de la tienda de dulces El Goloso, que nos ha ofrecido probar una variedad que llevaba en una bandeja.

    Me ha caído muy bien, parecía muy maja y me ha hecho gracia que fuese tan consciente de lo guapa que es y de lo nerviosos que se han puesto Rudy y Yaki con su presencia (La muy pilla me ha dicho que todos los chicos se ponen así y me ha sonreído). Lo que no me ha gustado es que me ha parecido un poco pesadita porque me ha insistido mucho en que me comiese un dulce. Yo tenía muchísimas ganas de probarlo, pero habiendo vivido en la familia en la que me he criado y teniendo en cuenta que esta ciudad está llena de gente mala y peligrosa, soy de naturaleza desconfiada. Curiosa, sí, mucho. Desconfiada, también. Así que le he dicho que no como un millón de veces y ella erre que erre que me comiese el dulce. Me ha dicho que lo cogiese para luego y le he dicho que no tengo fuerza de voluntad y que me lo iba a comer y me ha propuesto que me lo guardase uno de mis amigos. Al final lo he cogido solo para que se callase y también porque en cuanto tenga un ratito voy a analizarlo a ver qué ingredientes lleva...
    Al volver al Nido me he llevado un susto de muerte. Estoy segura de que me he chocado con el espía de Tian, pero ha desaparecido en un abrir y cerrar de ojos y nadie ha visto nada más que yo. Esta noche me voy a disfrazar de niño y voy a ir escondido a la Casa Holding a ver si cojo más información. Y a la vuelta, me quedaré frente al Café observando a ver si aparece este perseguidor nuestro.
    Nos ha contado Laria que han anunciado la Décima Proclama: no se puede escuchar ni leer poesía. Han dejado anotada la lista de autores de los que no se puede leer que son Boswyth el Bardo, Charletta D'Vanep, Ghenrail de Vyre y la Pluma envenenada de Kintargo.
    Estando ya en el Nido hemos hablado con nuestro refugiado que ha resultado llamarse Cazir Vov. Ya está recuperado, pero el pobre aún está muy cansado. Nos ha contado que a cargo de la Casa Holding está Sabo, la Araña. Hemos aprovechado para abrir todos juntos el paquete de Octavio: dentro había un tridente que se ha quedado Yaki (le queda chulísimo), una cota de mallas y un rosario.
    Voy a irme preparando, que me toca una noche larga de espiar a mi espía.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Rebeldes del Infierno - 30 de Rova del 4715

¡Feliz cumpleaños!

Rebeldes del Infierno - 18 de Lamashan del 4715