Rebeldes del Infierno - 16 de Erastus del 4715

  16 de Erastus del 4715

    Menuda noche más cansada y más pérdida de tiempo. Menos mal que es veranito y hace buen tiempo para estar a la intemperie. Al menos, con la concha to chula que me dio la Hermana Remele me he sentido más tranquila estando fuera saltándome el toque de queda. He estado espiando todo el rato subida a un sitio porque tenía la estrategia perfecta:  si me pillaban, saltaría y así me quedaría invisible. Pero bueno, que no ha servido para mucho. Al espía de Tian no le he visto. Y en la Casa Holding lo único que he visto es que han metido a dos personas más y que tienen tiempos de actuación muy irregulares, tan irregulares que me ha quedado claro que lo hacen adrede para que no les pillemos. Podría pillar el patrón si espero lo suficiente, pero no contamos con tanto tiempo si queremos ayudar a los presos.
    Ya por la mañana, cuando se han levantado Yaki y Rudy, les he contado todo y hemos mandado a varios de nuestros agentes a que consigan la información suficiente para que Rudy en su taller falsifique la documentación y poder pasar a la prisión. Cuando Rudy ha terminado de falsificar los documentos, hemos ido para la prisión. El plan tenía bastantes fisuras, la verdad, pero ha salido todo como esperábamos, o incluso mejor. Si es que a veces no hay que pasarse pensando. Total, luego todo puede torcerse. Pensar un poco para controlar la movida, bien. Rallarse, mal.
    El caso es que he hecho el papel de mi vida. Cada día soy mejor actriz. Qué pena que no pueda ganarme la vida con ello. Con gritos, tirones, amenazas y lloriqueos he conseguido que no inspeccionasen los papeles a fondo y que no le hiciesen a Yaki más preguntas de las que nos hubieran convenido. Hemos pasado a una zona donde no había nadie y nos hemos puesto a explorar la zona buscando a los presos. Rudy se ha internado en la prisión siguiendo a uno de los guardas al que le ha oído hablar de Sabo la Araña. Por lo visto es una enviada de la iglesia de Asmodeus. También hablan de una tal invitada en un tono muy serio, casi con miedo. Si ya nos estaba dando miedo Sabo con ese sobre nombre, La Invitada nos ha sonado terrible. Así que parece que aquí hay más gente que haciendo guardia en la Casa de la Ópera.
    Nos hemos vuelto a reunir y no hemos tardado en dar con Ghenemahl, la famosa y esperada convidada a la fiesta. La hemos encontrado torturando a una mujer en una sala con una cantidad ingente de utensilios de tortura. No voy a describir el lugar porque espero olvidarlo cuanto antes. Pensaba que con mi familia había cosas chungas, pero desde que estoy en Kintargo no dejo de aprender que siempre puede haber alguien más retorcido, cruel y mala persona. Ghenemahl es una mujer con la cabeza rapada, mirada aterradora y lancetas clavadas por todo el cuerpo. Es de estas personas que no puedes mirar mucho tiempo seguido, que te paralizan.



Pero, como he dicho, el plan (o el no plan, o el medio plan) ha salido estupendamente bien: he convocado a Peluche conjurando la precaución de la convocadora y él, Rudy y Yaki se han quedado luchando contra esta señora. Yo he ido corriendo a sacar de las celdas a los presos, que estaban totalmente agotados, con la mente ida de la realidad y casi sin conciencia. Llegado un momento, he sentido que me arrebataban a Peluche. Sin dudar, le he dado las llaves de la celda a uno de los liberados pidiéndole que acabase de abrir el resto de cerraduras y he corrido hacia la habitación donde libraban el combate. Al llegar he visto que Yaki y Rudy estaban mal heridos, también lo estaba la torturadora, pero parecía no importarle y se burlaba de ellos. Antes siquiera de que pudiese darse cuenta del error, la he frito con el último conjuro que he aprendido: un potente rayo que ha caído sobre su cabeza. La maldita ha caído en el acto y ha sido arrastrada a su plano a través de un portal. Ahí se quede y no vuelva.
    Tras el combate, hemos conseguido escapar con los caballeros infernales a tiempo para escondernos en El Diente y el Clavo completando así el rescate que nos pidió Octavio. Setrona nos ha acogido mientras en toda la ciudad resonaban las alarmas y los gritos ordenando nuestra captura.
    Hemos pasado el resto de la noche allí mientras Yaki curaba y trataba nuestras heridas y las de los caballeros, en especial la de la caballero que estaba siendo torturada. Yo me voy a un rincón a dormir en mi capa. En noches así hacerme un gurruño es lo único que me calma.

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