El Auge de los Señores de las Runas_06 de Lamashan del 4707

 06 de Lamashan del 4707

    El día ha empezado como esperaba y ha seguido en la misma línea: Volgo sigue sin querer prestarme sus herramientas para abrir cerraduras. Está claro que soy la única a la que se le está yendo la pinza. Pero eso no quiere decir que no pueda estar en lo cierto. Espero estar equivocada.   
    Nuestro compañero el guerrero ha ido después de desayunar a La Serpiente Emplumada que ha resultado ser una tienda de curiosidades. Allí ha hablado con Vorvassali, el dueño, para contarle todo lo que nos ha pasado en lo referente al robo y pedirle hacer negocios: colaborar para ayudarnos a encontrar lo que nos han quitado y, a cambio, llevarse él una comisión en función del valor de lo que encuentre. La verdad, creo que a Volgo le da todo esto bastante igual, creo que lo está buscando por nosotros. Lo que sí tengo por seguro es que, más allá de que le importen o no los objetos, le jode muchísimo que nos robasen en la cara. Cuando encuentre a quien lo ha hizo, no sé qué le hará. Y en cuanto a Vorvassali... Nuestro amigo nos ha dicho que ha percibido algo raro en él, no sabe el qué, solamente sabe que le ha dado mala espina en algún aspecto. Cada vez quedan menos personas en las que podemos confiar en este pueblo.
    Por otro lado, Henry y yo hemos ido al orfanato, tal y como me recomendó ayer Brodart. Allí hemos hablado con el que lo dirige y nos ha contado cómo funcionan, cuántos niños hay, de qué manera les ayudan... Esas cositas. Nos ha dicho que han fallecido cuatro niños en los últimos dos años y que se les ha dado sepultura según la costumbre en el cementerio del pueblo. Le hemos contado lo que ha hecho Brissen y parecía genuinamente afectado con la noticia.
    Después de esta visita, mi compañero el druida y yo nos hemos ido al siguiente lugar lógico en la lista: el cementerio. Por el camino nos hemos encontrado con Volgo, que veía en nuestra búsqueda. Y, casi llegando al cementerio, hemos tenido la suerte de ver a Cicuta, que, por lo visto, quería hablar con nosotros. Nos ha dado tiempo a ponerle al día de todo lo que aconteció en Cima del Cardo y también con Brissen. Volgo también le ha preguntado por los negocios de Vorvassali y Cicuta lo único que le ha podido decir es que a veces sus negocios con Puerto Enigma son bastante sospechosos. Aún estábamos terminando de hablar cuando hemos llegado a nuestra próxima parada y viendo todo lo que está pasando, el jefe ha decidido quedarse con nosotros en nuestra visita al campo santo. Y menos mal que lo ha hecho. Cuando hemos hablado con el sepulturero y le hemos contado todo, nos ha llevado junto a la tumba del niño que murió más recientemente, hace dos meses. Pese a que decía que no sabía nada, gracias a Henry hemos visto que sí: nuestro amigo se ha dado cuenta de que la tierra estaba removida, el cepellón de las plantas cercanas había vuelto a ser colocado tratando de disimular que alguien había estado rebuscando, pero para unos ojos tan sabios como los de Henry no ha pasado desapercibido. El enterrador ha tratado de posponer nuestra visita, pero hemos hablado con Cicuta y le ha ordenado que nos dejase investigar. Al abrir la tumba, hemos visto que había sido exhumada. El tipo ha acabado confesando que ha exhumado seis cuerpos, ni más ni menos, y que lo hacía porque Brissen le pagaba bien y él podía usar en dinero en el bienestar de su hija. Cicuta se lo ha llevado esposado al cuartel y nos ha pedido que fuésemos al Dragón para poder reunirse con nosotros después.
    El jefe de la guardia no ha tardado en llegar a la taberna y allí nos ha contado que cree que hay un asesino en serie en Punta Arena. Para nada me esperaba esta noticia. ¿Pero qué más puede pasar aquí? ¡Si es un sitio pequeño! ¡¿Cómo pueden pasar tantas cosas?! Según nos cuenta Cicuta, al principio pensaron que era un ajuste de cuentas, pero con los nuevos asesinatos han descartado esa idea. Además, cree que esto forma parte de un conjunto de desgracias que le pasan al pueblo y que engloban sucesos como el incendio de la iglesia, la muerte de la madre de Nualia, lo de Tsuto, lo de Brissen, lo de los goblins, ... A este cúmulo de situaciones las gentes de aquí las han bautizado como Los Disgustos. El caso para el que nos está pidiendo ayuda ha tenido lugar en el Aserradero y quiere que seamos nosotros los que lo investiguemos no solo porque cree que le estamos dando solución a otros problemas, sino porque había una nota para Volgo allí junto a uno de los cadáveres: "Ya hemos hablado de esto, Amo. Ahora empieza. Únase a la Jauría y terminará." Y firmaba un tal Su Señoría. Así que qué le vamos a hacer. Otra vez de barro hasta el cuello. No nos ha quedado otra que ir para allá a ver qué narices pasa.
    Al llegar allí, el escenario es abrumador: han dejado todo tal y como lo encontraron para no eliminar ninguna pista, así que vemos cómo han quedado los cuerpos. Y no es que no esté ya acostumbrada a ver sangre, es que ver a personas inocentes que han muerto de forma espantosa, por suerte, me sigue afectando. Han muerto Harker, uno de los guardias del lugar, y Catrín, la hija de Vinder.
                                                         
Después de estar un largo rato observando la escena y atando cabos, hemos llegado a una conclusión con la que hacernos una idea de lo sucedido: Catrín fue a visitar a su amante, Harker, y estaban teniendo sexo cuando una criatura monstruosa, un no muerto según el olfato de Henry, apareció y le atacó. Catrín luchó por su vida y la de él, pero no pudo hacer nada y cayó en una máquina que la destrozó. A él es al que buscaban en concreto y querían que se supiera, pues lleva una marca ritual en el pecho igualita a la del medallón de Nualia: La Estrella de Siete Puntas. Se la han tallado brutalmente con un arma de filo después de colgarle a martillazo limpio en la pared y, por si fuera poco, tras eso le llenaron de garrazos y le mutilaron la cara arrancándole la mandíbula y dejándole desfigurado. Habría estado irreconocible de no ser por que tenía un tatuaje en la zona inferior del torso y porque su compañero Ivor Espino llegó poco después y entendió lo que estaba viendo. No fue una muerte agradable.
        Hemos tratado de seguirle la pista al monstruo, pero el rastro se pierde en el bosque. Parece ser que llegó usando el río como camino que seguir. Buena forma de hacer que se pierda el rastro. Quien sea el que maneja esto, sabe lo que se hace.
    Cuando vamos al cuartel a hablar con Ivor, nos parece inocente, solamente un pobre al que le tocó el peor turno de trabajo posible.
                                                              
    Nos dice datos que nos ayuda a confirmar lo que hemos supuesto con las observaciones y también información que solamente se puede obtener del rumoreo y los amigos cercanos: Harker era un rácano y un aprovechado y robaba dinero indiscretamente manipulando las cuentas del Aserradero. Hemos podido ver también al pobre Vinder, que estaba destrozado y desquiciado, como es normal.
Cicuta nos ha dicho que le han descartado como sospechoso, pero que lo soltarán ya mañana, cuando esté más tranquilo. Nos ha contado también que el resto de cuerpos que relacionan con el asesino en serie los tienen sin enterrar, conservados con el frío del sótano para tratar de buscar más pistas. Por el momento, han visto que el proceso fue el mismo que a Harker y que les citaron con una nota parecida. Tras otro rato pensando, hemos caído en que las mandíbulas las arrancan para que no podamos hablar con ellos ni siquiera usando conjuros de nigromancia. Y tiene toda la pinta de que estos asesinatos son un tema de venganza: tanto Harker como el resto de asesinados eran timadores y estafadores. Y, busca que te busca entre gente que no sigue mucho la ley, hemos acabado llegando hasta la familia Escarneti, los dueños de todo lo que tiene que ver con la madera en este pueblo.
    Así que vamos para su mansión y nos abre y atiende en persona el cabeza de familia, Titus Escarneti. Un señor rancio de pelo rubio pegado a la cara con el que hablamos un poco en su biblioteca y nos echa al poco rato. Mientras Henry y Volgo hablaban con él, yo he estado mirando los libros de las estanterías y he visto que había una gran cantidad de ellos relacionados con Chelliax. Pese a que le hemos contado el crimen y lo ocurrido con sus cuentas, no ha parecido importarle. He tratado de advertirle para que se ponga a salvo a él y a su familia, pero parece que el muy necio se cree superior a la muerte.
    Viendo que allí poco más podemos hacer, hemos decidido seguir nuestra investigación hacia el psiquiátrico que hay a las afueras, pero hasta mañana no tenemos permiso concedido. 
    En lo que queda de día, Henry y Volgo se van al Morral del Gordo. Cuando nos hemos juntado a cenar, me han contado que han podido conocer a más gente y hacer migas con algunos. No viene mal tener contactos allí.
    Yo he pasado la tarde restante con Brodart poniéndole al día de todo y ella me ha estado contando más cosas sobre Tasshilon: resulta era un inmenso imperio gobernado únicamente por magos, imperio que ella cree que es mucho más antiguo de lo que está datado; el medallón tiene la runa llamada Runa Siédrica, que simboliza las siete virtudes del gobierno de aquel entonces (riqueza, fertilidad, orgullo honrado, reposo, ira justificada y amabilidad), pero también cree que, dado que los antiguos líderes eran lo contrario a virtuosos, puede que las puntas de la estrella, actualmente, marquen actualmente cada uno de los pecados capitales (lujuria, evidia, pereza, avaricia, gula, orgullo e ira).
También me ha hablado sobre el Imperio y su historia y economía: me ha contado algo tan interesante como que la madera de los Escarneti la usan los Valdemar para sus barcos y que no cree que Titus sea asesino ni esté haciendo nada tan malvado como esto, aunque su negocio podría ser más ético, sin duda.
Sobre el asesino... Ella cree que son rituales. Y que el que los está haciendo debe ser un erudito, por la cantidad de cosas que parece saber y tener en cuenta. 
¡Ah! Además, me ha contado cosas que sabe sobre Punta Arena en concreto. Cosas, como que la monja que atendió el parto del hijo de Brissen, se suicidó.
Ahora me queda contarles todo esto a Henry y Volgo y atar cabos...
    Me da que hoy tendré pesadillas. Es raro, pero, pese al miedo, me siento más resuelta últimamente. Será que me estoy cansando de algunas cosas. De hecho, nada más llegar al Dragón Oxidado, lo primero que le he dicho a Ameiko es que mañana pasaré a la habitación de Salelu si no está de vuelta.

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