El Auge de los Señores de las Runas_21 de Neth del 4707

Día de la Labor, 21 de Neth del 4707

    Hemos llegado por la mañana a Trasbordador de Tortuga con una lluvia torrencial. Es un lugar pequeño, con muy poco habitantes, menos incluso que en Punta Arena. Más que un pueblo, podría decirse que es un enclave. Pero su reducido tamaño no me tranquiliza, algo me dice que vamos a encontrar aquí problemas al igual que en otros lados.
    Lo primero que hemos hecho ha sido ir, recomendados por Shalelu, a desayunar y a pedir alojamiento a la posada El Salón de las Tortugas. El posadero, Zester Zarlandi, ha sido bastante amable y, cuando le hemos contado a qué hemos venido, en seguida nos ha dado un mapa y nos ha recomendado ir a hablar con el sacerdote Maelin Shreed clérigo de Erastil.

    En la reunión con el sacerdote, nos hemos enterado de que Los Flechas Negras solían venir habitualmente aquí a tomar algo, hablar con la gente y descansar. No obstante, hace dos semanas que no viene ninguno y, como han empezado a preocuparse, han mandado a otros soldados que tampoco han vuelto. ¿Y a eso lo llaman "creemos que está pasando algo"? ¡Claramente está pasando algo! ¡Qué parsimonia tiene la gente!
    Así que hemos ido nosotros para allá. Sí, de nuevo, nosotros vamos a encargarnos del pueblo de otro. Nos hemos desplazado por el río Calavera, pero no hemos ido directos al fuerte Rannick, porque cuando estábamos llegando, Henry ha escuchado llorar a un cánido o felino grande y nos ha pedido que paráramos a mirar (bueno, no nos lo ha pedido, nos lo ha dicho como si no quedara otra opción).
   En medio de la floresta, atrapada en una trampa, una pantera ígnea, como la que le vimos al goblin Gobmut, lloraba y rogaba por su vida. Henry se ha dado cuenta de que debe ser el animal de un druida o de un explorador y que no iba a hacernos nada y así que hemos ido a sacarla, pero nos hemos visto interrumpidos por los ladridos de una jauría y unos gruñidos humanoides. Volgo y Shalelu se han lanzado decididos a cortar el paso a esas criaturas y Henry y yo nos hemos quedado protegiendo a la pantera. Sin embargo, la jauría ha ignorado a Volgo y han venido derechos a por la pantera. Volgo y Shalelu han invertido sus fuerzas en luchar contra el semi ogro que había hecho aparición. Tras soltar a la pantera, Henry y yo hemos podido acudir junto a nuestros compañeros para luchar codo con codo con ellos. Ha sido un buen combate y nuestras fuerzas han estado compensadas: entre los desarmes de Volgo y sus espadazos, los ataques como oso pardo que ha acometido nuestro druida y las flechas de Shalelu y las mías hemos acabado finalmente con todos los atacantes. Lo más asombroso ha sido ver cómo nuestro bárbaro aguantaba el ácido que le salpicaba del arma del semi ogro. Si no llega a ser por esa coraza nueva, no sé qué habría pasado. Hemos cogido las pertenencias del enemigo: una lanza de ácido corrosiva y una manta con las insignias de Los Flechas Negras. Además, le he inspeccionado y he podido ver que algo raro pasaba: su cuerpo estaba deforme de una manera que apuntaba que no había sido por accidente o por combate, sino que aparentaba ser genético, pero en ese momento no me he dado cuenta de lo que ocurría realmente.

    La pantera, que Henry ha descubierto que se llamaba Kiu, ha tirado del pantalón de nuestro amigo gimiendo y le ha insistido para que nos moviésemos en una dirección y no ha parado hasta que nos hemos puesto en camino por donde él pedía.
    Hemos llegado a una granja. Si antes no me gustaban las granjas, ahora menos. No tengo buenos recuerdos de ellas y ahora menos aún voy a tener. Allí había otro semi ogro al que Volgo ha vencido rápidamente. Con este es con el que me he dado cuenta de que las deformidades se deben a la endogamia bajo la que parece que nacen. Hemos cogido lo que lleva puesto: con un asco atroz, pero guiada por la practicidad que creo me caracteriza, yo me he puesto su armadura, no sin antes lavarla bien (y más aún la lavaré a la vuelta); Volgo, ha guardado un palo de incienso que parece sirve para hacer una nube de humo y ocultar a todo quien esté dentro de la nube, tanto de los que están fuera como de otros que queden dentro.
    Henry se ha transformado en águila y ha ido volando al granero para adelantarse y poder hacer un avistamiento previo a la incursión. A su vuelta, nos cuenta que no ha visto gran cosa porque están todas las contraventanas echadas, así que decidimos acercarnos. En ese momento ya estábamos dando por hecho que, con los combates, habríamos hecho ruido suficiente como para que supieran que estábamos en sus dominios, pero nos llamaba la atención que no saliese ninguno a decirnos nada. Hemos tratado de ver a través de Suflé, pero, tras las contraventanas, había cortinas y solamente podía ver que había una casa. Le he pedido a Henry que Raíz entrara haciendo un agujero o algo, pero me ha dicho que no podía. Tras rodear la casa y encontrar esa misma situación en todas las zonas, Volgo ha tomado la decisión más directa, como suele suceder: ha entrado por la puerta principal. Y, nada más entrar, le han recibido tres grotescos semi ogros: uno con ojos gigantes que parecían se le salían y tenían aspecto lechosos; otro con el cuerpo extremadamente blando, que chascaba al moverse como si sus músculos se partieran; y  otro que no sé ni cómo describir. Asquerosos.
    Hemos sorteado esa pelea relativamente rápido, y, aunque yo he logrado asestarle buenas puñaladas a un semi ogro que se me ha echado encima, he caído tras ser golpeada tres veces seguidas por su implacable y amorfo brazo. Shalelu ha estado más avispada y no se ha acercado en ningún momento y, de esa manera, ha podido disparar su arco; Henry ha desplegado de una forma asombrosa sus conocimientos en las fuerzas de la naturaleza y ha atacado con presteza y gran fuerza, empleando conjuros ya conocidos, pero con una fuerza que no habíamos presenciado hasta ese momento; y Volgo, aunque también ha caído, ha hecho alarde de su fuerza y agilidad en el combate cuerpo a cuerpo. En esta lucha, hemos escuchado que se decían unos a otros algo así como "¡Que no lleguen hasta mamá!", pero, en ese momento, no nos imaginábamos quién era mamá ni dónde podía estar.
    Hemos pasado al interior, casi muriendo del asco que implicaba estar respirando allí dentro, y, tras recorrer el edificio entero, hemos visto que no quedaba nada de valor para vender en tiendas o usar nosotros, ni estaba esa tal mamá, ni tampoco a quien Kiu andaba buscando. Lo que sí he encontrado yo, gracias a la inconsciencia y curiosidad de Volgo que le ha llevado a testarlo, ha sido un alcohol que estaba macerado en unas vasijas llenas de suciedad y que, con solo unas gotas, dejaría ciego a cualquiera que no tenga la resistencia y fortaleza de un bárbaro. Así que he cogido un frasco y lo he llenado hasta arriba porque estoy segura que puedo usar esto para producir un veneno nuevo. Lo llamaré "alcohol ogro".
    Cuando estábamos a punto de salir, hemos visto que había una inmensa telaraña y, teniendo en cuenta que ya no íbamos a sacar nada bueno de ese lugar, Henry le ha lanzado un conjuro de fuego y ha ardido todo.
    Cuando nos dirigíamos al edificio principal de la granja, de una de las paredes del edificio que estábamos dejando atrás, ha salido una gigantesca araña que se ha abalanzado sobre nosotros. Ha sido un combate casi singular de Volgo contra la araña, apoyado por los ataques a distancia que le íbamos lanzando Henry, Shalelu y yo y hemos acabado con ella casi sin daños, a excepción del veneno que ha inoculado a Volgo y que casi le drena. Pero no ha sido para tanto. Henry ha sabido identificar que era una araña ogro (nos ha contado que los ogros las crían desde que son pequeñas y que luego ellas se les acaban comiendo...) y gracias a eso y al reconocimiento médico que le hemos hecho y al antídoto que le he dado, hemos podido saber cómo curarle y hemos parado el veneno. He aprovechado la ocasión para recoger veneno de la criatura. Como Volgo seguía flojillo, nos hemos detenido de nuevo para que yo pudiera asistirle un poco más, pero no me ha dado tiempo a gran cosa porque han salido de nuevo dos semi ogros contra los que no nos ha quedado más remedio que luchar. La verdad es que ha sido una incursión peligrosísima y asquerosa, pero he sacado material interesante a nivel alquímico.
    Tras esa nueva victoria, al acercarnos a la casa, casi hemos caído desmayados entre vómitos por el olor a carne putrefacta y orín que emanaba de las paredes. Bueno, quizás sueno exagerada, pero, pese a no recordar mi vida anterior, estoy segura de que, realmente, eso ha sido lo más asqueroso con diferencia que he olido. Una trampa hecha con cuchillas oxidadas ha salido a nuestro encuentro nada más pisar el porche y, en la puerta, unos pinchos han venido a saludar. Le he dado a Volgo el vial Elixir de ojo de águila diciéndole que era para que pudiera llevar ventaja en la exploración y  me ha hecho mucha gracia al verle preguntarme si le iba a hacer algo malo beberse eso teniendo en cuenta que no se había pensado dos veces probar el alcohol de los ogros. Además, cuando le he dado elixir de guepardo no ha tenido reticencias. Me da que ya va pillando que alguna de mis creaciones te potencia una parte, pero te resta en otra, y le da miedo que se le quede el cuerpo flojillo jeje.
    Al pasar al interior de la casa, haciendo acopio de nuestra voluntad, nos hemos puesto a explorar. Kiu no tenía ni idea de dónde buscar, la criatura estaba desorientada con la peste, así que hemos decidido explorar como solemos hacer siempre: yendo hacia la izquierda. Sorprendidos de que no saliesen más semi ogros a por nosotros, hemos seguido caminando y hemos llegado a una habitación llena de cubos de heces, una cama inmensa y tres cuerpos de hombres muertos. Horripilante. Mientras estábamos recuperándonos del asombro, Volgo nos ha avisado de que no estábamos solos, que había alguien en la cama y, en ese momento, ha empezado la verdadera locura.
    Una mujer informe se ha aparecido en la cama, ha escupido veneno por la boca y ha convocado unos tentáculos que han aparecido del suelo y nos han apresado a Henry y a mí.
    
    Los tres hombres muertos se han puesto en pie a las órdenes de esta señora, que imaginamos será "mamá" y han venido a por nosotros, teniendo la ventaja de que estábamos apresados.
    El combate ha sido una verdadera locura y ha estado lleno de caos: magia nigromántica, muertos vivientes atacando, Henry, que se ha soltado a tiempo, lanzando hechizos como si la madre naturaleza le hubiese señalado como su elegido y le hubiese regalado su don; Volgo luchando como nunca y Shalelu presta con sus flechas. Yo, pese a que no he podido soltarme de los tentáculos por mucho que lo he intentado, he conseguido lanzarles bombas de Carga fantasmal a los lacayos de la maga y he minado sus ataques. Me he sentido triste cuando Henry ha tenido que curarme porque he caído desmayada en un ataque doble de la constricción de los tentáculos y del garrazo de un muerto viviendo y he despertado con la petición/orden de Henry diciéndome que hiciera algo. No tengo su fuerza y no he podido soltarme, pero he estado haciendo todo lo que he podido. A veces me pregunto por qué es tan duro conmigo y quién sería Henry antes de que apareciéramos en la playa desmayados y sin memoria. Además, creo que no se da cuenta de que yo también le curo a él muchas veces, de hecho, en cuanto me ha curado él a mí, he tenido que ir a curarle yo a él y yo no le echo nada en cara porque para eso estamos. Pero claro, quizás él me ve como una lacra... Pero yo pensaba que estábamos aprendiendo a combatir bien juntos porque, tanto con los sectarios como con la lamia nos apañamos bien solos cuando Volgo se fue y... No sé... No sé qué piensa y me da miedo preguntarle.
    En fin, sea como sea, los téntáculos han desaparecido, el veneno se ha acabado disipando, hemos acabado con los muertos vivientes y nos hemos puesto a centrar todos nuestros ataques en la señora deforme. Hay que reconocer que lo más espectacular lo ha hecho Volgo: pese a que le han reducido en tamaño con un conjuro, se ha colado bajo la cama y la ha atacado desde ahí y, al ver que la dañaba de esa forma, la señora ha echado a volar y él ha luchado con una lanza, y, tras recuperar su tamaño, se ha dejado de ataques armados, ha cogido carrerilla, ha saltado sobre ella y han luchado flotando por la habitación. Ha sido, en definitiva, el combate más loco de todos. Yo he seguido lanzando bombas (con los nervios creo que he confundido una carga fantasmal con un fuego alquímico y menos mal porque ella no era muerto viviente ni tenía la forma de curarse de ellos), Henry ha seguido con sus conjuros y Shalelu con sus flechas y, tras un cabezazo de Volgo y una llamarada de las suyas de dragón, hemos acabado con ella.
    Volgo ha roto el cristal y ha saltado fuera de la habitación para poder coger aire fresco. Yo he ido tras él y le he curado. Henry y Shalelu se han quedado inspeccionando la habitación (no sé cómo han podido) y han encontrado una varita que vamos a vender porque no podemos usar, tres pociones de cura menor y un libro de conjuros nigrománticos que venderemos también. Parece ser que esta señora se llamaba mamá Graul y que adoraba a Lamashtu.
    Pero la aventura por la granja de los ogros del horror no ha acabado ahí. Nos hemos encontrado todo tipo de cosas horripilantes como huesos de lo que parecían niñas ogro (lo que nos ha dado a entender que mamá Graul no quería competencia para procrear), una cabeza de una humana o elfa toda destrozada, unas ratas-mulas y muchas más trampas que, además de hacer daño, nos han creado un estado de indefensión y paranoia constante. El Elixir de Ojo de Águila que le he dado a Volgo nos ha sido de ayuda un tiempo largo, pero no ha aguantado el efecto durante toda la exploración.
    Hablando de las trampas, hemos conocido al inventor de las mismas: era un semi ogro con inquietudes similares a las mías, pero con las diferencias obvias. No he podido encontrar ninguna receta ni fórmula ni apunte, ni siquiera con dibujitos esquemáticos. Al menos, he podido recargar mi cinturón con viales de bombas de ácido y de fuego (ya me quedaban muy poquitas, llegado a ese punto) y, lo mejor de todo, es que había una bomba que eran tres en una. A ver si a partir de este objeto aprendo yo a hacerlas así para economizar. De este semi ogro también hemos cogido dinero y un gancho que usaba como arma con una runa que lo hace golpear con más potencia.
    Cuando ya pensábamos que no podía pasar mucho más, hemos llegado a una habitación donde había un Tendrículo: una especie de leshy gigantesco muy malhumorado. El combate ha terminado cuando Volgo ha descargado sobre él un golpe como nunca antes le habíamos visto. Yo he aportado algo menos, como suele pasar: iba a curarles cuando he empezado a ahogarme y, pese a que he ido a salir de la sala deduciendo que me estaba dando alergia o intoxicación alguna de las esporas de la criatura, no me ha dado tiempo a huir y he caído medio muerta. Gracias a la intervención de Henry y de Volgo he podido sobrevivir. Aunque aún me duele todo. Y, sin darnos tiempo a recuperarnos, unas sanguijuelas que había por los alrededores han empezado a trepar por nuestras piernas. No ha sido difícil deshacernos de ellas, pero estábamos ya agotados y asqueados. Sobre todo, asqueados.   
    En la siguientes habitación registrada, hemos dado con un cofre donde había varios objetos de exploradores y aventureros guardados. Henry se ha acercado a hablar con Shalelu, no sé si porque sospechaba que ella supiese algo, pero mi desconfianza se ha reforzado.
    Después, hemos encontrado a los dueños de las armas. A parte de ellos. Solo quedaban tres con vida: Jakardros Sovark, Vale Temros y Kaven.
    Al líder, Henry le ha visto una estrella siédrica en el brazo. Esto pinta fatal.
    Les hemos contado todo el panorama, el explorador se ha podido reunir con su querido Kiu, y hemos vuelto a la posada a reponernos. Volveremos para hacernos de nuevo con Fuerte Rannick, pero primero tenemos que descansar y prepararnos.
    En el camino de vuelta, nos han estado contando sobre su grupo y sobre ellos mismos: los Flechas Negras defendían el Fuerte y siempre habían supuesto el límite por el que los ogros creg no se atrevían a pasar. Se dedicaban a patrullar toda la zona de los cerros del Monte Garfio y mantenían su posición. Pero algo está pasando últimamente y ahí ya no hemos obtenido más datos que no tuviésemos ya. Nos explican que, ingresar en los Flechas era una alternativa a ir a la cárcel, aunque hay muchos hombres que han ingresado por propia voluntad. De ellos, Jakardros nos cuenta que era aventurero (dice que llegó a luchar contra un dragón verde) pero que, por problemas con alguien o algo, dejó sus aventuras y se unió a este grupo (habla de haber estado en el bosque de Mierani y ahí a Shalelu se le ha puesto una expresión extraña...); Vale, por lo visto, es un Flecha de nacimiento; y Kaven cuenta que ingresó obligado por su padre para compensar daños y perjuicios consecuencia de su vida de peleas y apuestas. Los tres parecen contentos de formar parte de esta defensa y no parecen mentir, pero esa estrella tatuada... ¿La tendrán los tres? ¿Solo Jakardross?
    Al llegar al Salón de las Tortugas, para mantener la fachada y para poder confirmar sospechas, les hemos cogido habitación también a estos tres y nosotros (contando con Shalelu) hemos mantenido la reserva de una sola. Para dormir, hemos acordado dejar a Suflé en la ventana y a Raíz en la puerta. No van a dormir esta noche para podernos avisar. No sé yo si dormiremos nosotros algo, pero vamos a intentarlo.
    No obstante, antes de acostarnos, hemos decidido hablar con la exploradora y con los tres Flechas. Cuando ha llegado Shalelu a la habitación y le hemos preguntado por las cosas de las que se ha dado cuenta Henry (cómo ha reconocido el arco, cómo mira a Jakardros, etc), se ha puesto bastante obtusa y parecía que no quería hablar. Henry, básicamente, nos ha echado de la habitación, y se ha quedado hablando a solas con ella. Nos ha contado que, estando los dos solos, la rubita le ha contado que cree que Jakardros es el padre que la abandonó y que se ha dado cuenta escuchando su historia y viendo el arco, que le recuerda al que tenía su madre.
    Volgo y yo, acompañados por Raíz y Suflé, en el rato que Henry ha estado hablando con Shalelu, hemos aprovechado para ir a hablar con los Flechas. De toda la conversación, tras aportar nosotros datos de la lamia y de la investigación que llevamos, lo único de lo que nos enteramos es que últimamente veían que su comandante había cambiado de comportamiento, pasaba varios días fuera en el bosque, reunido con una amante y volvía sin contar nada ni dar ningún dato sobre el lugar donde estaba ni la persona con la que quedaba. Les decimos que tenemos sospechas de que esa amante sea la lamia, incluso que puede ser que su comandante haya sido asesinado y suplantado por ella. Sobre el tatuaje que tiene Kaven, solo nos dice que se lo hizo con un grupo de amigos cuando se separaron para ir cada uno a un lugar. Sigo sin creerle. De hecho, le hemos dicho que, diga lo que diga, ese tatuaje tiene un claro significado. Si él no tiene ni idea del significado, sí que lo tenía alguno de sus amigos o la persona que les tatuó. Pero no nos da más datos.
    Cuando estábamos terminando de charlar, han llegado nuestro druida y la elfa (¿o es semielfa entonces?) y hemos ido a beber a la taberna El Trago Largo. Los dueños son dos halfling bastante amables a los que no les hemos visto ningún tatuaje o marca de la estrella siédrica. Hemos escuchado algún que otro rumor, entre ellos, el de que Byden, en comandante de los Flechas, trama algo al otro lado del lago, que se le ha visto salir del bosque el Sauce Blanco y que se sabe que todo ese lugar es territorio faérico. Todo esto les cuadra a los Flechas con las idas y venidas que nos han dicho antes que tenía y nos confirman que Byden es el nombre de su comandante. Nos preocupa que la gente del pueblo desconfíe de ellos ya que ahora necesitan más que nunca esta protección, pero, por otro lado, si Byden ha sido suplantado por la lamia o, incluso, si ha caído bajo el influjo de su magia de control, no nos conviene que confíen en él. Es bastante complejo esto.
También se habla bastante de las desapariciones que está sufriendo el pueblo, desapariciones que achacan a los Graul. Me ha llamado bastante la atención que se hable de ellos, yo pensaba que esa señora y sus deformes y aberrantes hijos eran algo desconocido para los habitantes del lugar. Me alegro que hayamos podido acabar con ellos, pero me da que seguirá habiendo desapariciones hasta que no detengamos a la líder del culto que hay aquí.
Por otro lado, yo he aprovechado para acercarme a la barra a presentarme a los dueños y les he pedido que, por favor, a cambio de un oro que les he dejado allí, me avisen, sin levantar sospechas, en caso de que vean a alguien con el tatuaje de la estrella. Me han dicho que así harán. También me han contado que, hace poco, se hundió en el lago Fondo de Arcilla un barco llamado El Paraíso, al que solamente estaban invitadas personas que se lo podían permitir económicamente, es decir, que la asistencia a ese paseo tenía un toque de elitista y de exclusivo.
    En cuanto nos hemos ido de la taberna, les he contado todo esto a mis amigos y están de acuerdo con que hay que investigarlo, así que ya tenemos una tarea más que tratar.


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