El Auge de los Señores de las Runas_22 de Neth del 4707

 Día del Bienestar, 22 de Neth del 4707

    Hoy nos hemos levantado con las tareas claras: Henry preparar conjuros de respirar bajo el agua para poder ir al lago a ver qué ha pasado con el barco, Volgo, encontrar un lugar donde comprar pociones, vender varios objetos y restaurar algún otro y yo preparar mis elixires.
    Henry ha tenido bastante éxito en lo que se ha propuesto: tiene mucha destreza ya con los conjuros y está consiguiendo ser bastante versátil.
    Volgo ha conocido a dos personas nuevas en este enclave: el herrero Dente Yerro, al que ha pedido restaurar varias piezas y el que le ha contado que ha perdido a varios amigos en el barco; y a Gwendalyn, la que lleva el almacén, que le ha contado que no tiene herramientas como las que le pide, pero le ha comprado las herramientas para abrir cerraduras que ya no vamos a usar porque las hemos sustituido por aquellas mejores que encontramos al ogro alquimista. De pociones, nada de nada. Se podría decir que ha hecho algún contacto necesario, pero no ha sido una mañana muy fructífera.
    Yo, como he terminado bastante rápido de hacer mis elixires (tenía bastantes bombas de fuego y de ácido del ogro alquimista, así que me he ahorrado preparar las de ese tipo y he dejado espacio para preparar algunas sobre la marcha en caso de ser necesario), he ido al colegio, a conocer a la encargada de dar las clases y ha preguntarle si tenía una biblioteca en la que yo pudiese hacer alguna consulta. Se llama Tylia. Ha resultado ser encantadora. Lleva ella sola la escuela, que cuenta de una sola aula, y es capaz de dar clase a todos los niños del pueblo a la vez, tengan la edad y el nivel que tengan. Me he sentido bastante emocionada al ver la labor que desempeña. Y además, es preciosa. Me he atrevido a preguntarle por la biblioteca. Me ha dicho que no disponen de ninguna, pero que ella tiene tres libros que quizás me interesen. Me he animado y le he pedido que quedemos por la tarde para que me cuente y me ha dicho que sí, que podemos merendar juntas. Menos mal que la excursión al lago no nos ha llevado mucho rato y por la tarde, en efecto, he quedado con ella. Pero eso lo detallo más adelante.
    Cuando nos hemos reunido, hemos visto a Shalelu y a Jakardros hablando en privado y Henry, leyéndoles los labios, ha podido contarnos que estaban hablando de su pasado y de lo ocurrido en el bosque de Mierani.
    Les hemos dejado a solas y hemos decidido ir de inmediato al lago, sin demorarnos más. Sin embargo, hemos tenido que retrasar un poco la excursión porque nos hemos encontrado con un anciano al que Henry le ha visto tatuada en el cuello la estrella siédrica. El hombre, que estaba hablando con dos conocidos, rápidamente, ha procedido ocultarla. Nosotros hemos esperado a que se quedara solo para preguntarle por el tatuaje. Viendo que usando la educación no soltaba prenda, hemos pasado a usar los modales de Volgo: cogerle por el cuello, estamparle contra la pared y dejarlo suspendido a la espera de que hablase. Se ha puesto bastante chulo, pero ha acabado dando resultado. Nos ha contado que se llama Frank, que él era un cliente VIP del barco, que la marca se la hizo la dueña, Lucrecia, y no solo a él y sino también a todos los VIP y que se salvó de morir en el barco porque ya había salido la noche anterior y ese día no fue para no levantar sospechas de cara a su mujer. A Lucrecia no la ha vuelto a ver y se alegra de ello, pues considera que empezaba a absorberle demasiado todo lo concerniente a pertenecer a ese club.
    Tras esta conversación, nos ha quedado claro lo que le vamos a decir a Kaven cuando le veamos, pero hemos ido directos al lago.


    En el lago, hemos alquilado una barquita y nos han puesto en aviso de una bestia que habita el lugar: Ojo Rosado. Le hemos conocido de maravilla cuando nos ha atacado. Todo iba lo mejor posible dadas las circunstancias: Henry había encontrado el lugar exacto donde debíamos explorar, habíamos llegado hasta el barco, Volgo se había dado cuenta de dos agujeros en el casco hechos artificialmente de dentro a fuera y estábamos en el interior del Paraíso observando los cadáveres para poder encontrar la información que nos ayude a llegar hasta la asesina cuando hemos decidido regresar hacia la superficie para poder hablar e intercambiar información sobre lo que veíamos. Antes de que pudiéramos asomar la cabeza fuera del agua, Ojo Rosado se ha lanzado sobre nosotros como la sombra de una pesadilla gigantesca que se ha ha hecho demasiado tangible. A Volgo le ha dado un bocado que casi lo parte en dos y a Henry le ha dado un coletazo que le ha dejado girando sobre sí mismo. Teniendo en cuenta del medio en el que estábamos, ni el druida ni yo podíamos lanzar nuestros ataques más fuertes, así que, cuando se ha recuperado del golpe, Henry ha comenzado a dirigir sus flechas ácidas hacia la bestia y yo me he acercado hasta Volgo para curarle rápidamente. Después, he estampado contra la dura piel de la criatura un frasco de ácido y un vial de escarcha. El gigantesco pez se ha tragado a Volgo (justo cuando yo estaba pensando que desde el interior el fuego alquimista debía ser muy efectivo) y nuestro bárbaro le ha atacado con uno de sus alientos de dragón cuya electricidad se ha transmitido hasta más allá de la coraza de animal. Enfadado y herido, el animal me ha agarrado con sus dientes y yo, sobreponiéndome al miedo, he aprovechado para estamparle otras dos bombas, esta vez de Desolación, mientras que Henry ha seguido con sus conjuros de flecha ácida. Al fin, desde el interior del pez, Volgo ha salido triunfante usando el garfio con la potente runa que le cogió a uno de los semiogros.
   Una vez derrotada la bestia, hemos cogido parte de su cuerpo para demostrar nuestra victoria y para que lo cocinen esta noche y hemos seguido investigando en el interior del barco. Hemos encontrado varios cuerpos (doce tatuados y seis que no lo estaban), ni rastro de Lucrecia o de alguna lamia y la falta total de pruebas o pistas. He recogido las joyas de quienes habían fallecido allí para poder encontrar a sus familiares y poder tratar de trazar alguna historia con sentido que nos lleve hasta la líder de la secta.
    Al llegar a la superficie, tanto quien nos ha alquilado la barca como otras personas que había por allí, se han acercado sorprendidas a admirar los ojos, mandíbula y carne que, sin duda alguna, le habíamos arrebatado a Ojo Rosado. 
    A los Flechas les hemos comunicado que esperaremos a mañana para ir a Fuerte Rannick y hemos hablado con Kaven sin tapujos para que confiese el origen del tatuaje. Finalmente, ha acabado confesando quién se lo hizo, aunque eso sigue sin darnos ninguna información porque no sabemos dónde está ni cómo es la tal Lucrecia Además, el pobre Kaven piensa que Lucrecia y él tienen algo romántico y nos dice que se ha callado todo este tiempo porque ella le dijo que, en caso de que observase y le contase todo lo que Jakardros y los demás Flechas hacían, le dejaría marcharse con ella. Ahora, de nuevo, como tantas otras veces, acabo con más preguntas de las que empiezo una investigación: ¿Dónde iban a marcharse? ¿Dónde está ella? ¿No se ha dado cuenta él de que eso se lo habría dicho a todos? ¿Desde cuándo lleva espiándolos? ¿Qué ha podido contarle a Lucrecia que nos tenga ahora en peor posición estratégica? ¿Está Lucrecia en el pueblo? ¿Cómo se comunica con ella? En fin, de momento no ha podido hablar mucho más porque había mucha gente cerca. Henry y Volgo se han quedado con ellos y se han dirigido a las afueras a una zona más solitaria para poder hablar. Shalelu, nuevamente, ha desaparecido, aunque supuestamente vendrá con nosotros a Fuerte Rannick.
    Yo he ido a prepararme para mi cita, bueno, mi reunión, con Tylia. Me ha sobrado tiempo antes de la cita, por lo que he aprovechado para escribir esta entrada en el diario. Después anotaré si ha sido satisfactoria y si mis compañeros han conseguido averiguar algo más.

    ¡LA CITA CON TYLIA HA IDO MUY BIEN! Hemos estado hablando durante horas de múltiples temas, tanto personales como académicos, sin perder el interés ni un momento. He tratado de ver si lleva un tatuaje, pero es que sus ropas le tapan casi todo el cuerpo, así que no ha podido ser. Pero, la verdad, si llevara uno me sorprendería  enormemente. No me ha parecido una persona ni avariciosa ni que se esté andando con trabajos sucios, todo lo contrario, de hecho. Como mucho, tiene pinta de haber sufrido una ruptura dolorosa o un desengaño y parece que le gusta vivir aquí y su trabajo. Eso sí, de lo que me ha contado creo que hay un aspecto interesante que investigaré: está sustituyendo a un señor que era el antiguo profesor que llevaba mucho tiempo trabajando aquí, pero falleció en un extraño accidente hará un año.
    Después de nuestra cita, la he invitado a ir con mis amigos a cenar lo que hemos cogido de Ojo Rosado. Me han dicho que hemos decidido encargar a una comitiva que lleve a Kaven a Magnimar, para que sea juzgado allí. Volgo ha propuesto al principio contar con él para tener un brazo más en el ataque al Fuerte, pero Henry tenía miedo de que, de estar allí Lucrecia, Kaven se fuese a volver contra nosotros. A mí me da miedo que la comitiva esté de parte de Lucrecia o que les asalten por el camino, pero en fin, no podemos hacernos cargo de todo. Así que mañana irá rumbo Magnimar y nosotros al Fuerte.
    La fiesta ha sido genial, por cierto. Nunca me lo había pasado tan bien en una. Además, cuando Tylia se ha ido, me ha mirado de una forma muy bonita y especial, como si le brillasen los ojos. Volgo me ha regañado y me ha dicho que me debería haber ido con ella, pero le he dicho que lo consideraba apropiado porque ella se ha ido con el pretexto de que madrugaba al día siguiente para dar sus clases. No obstante, he salido fuera de la taberna cuando Volgo me ha dicho esto, para ver si me daba tiempo a preguntarle directamente, pero ya no la he visto y no sé dónde vive.
    Voy a intentar dormir y mañana, antes de ir al Fuerte, iré a despedirme de Tylia.

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