El Auge de los Señores de las Runas_25 de Neth del 4707

 Día de la Estrella, 25 de Neth del 4707

    Hoy el día está más lluvioso si cabe que ayer. De hecho, decir que está lluvioso sería quedarme corta: llueve como si se hubiese roto el cielo, como si todos los dioses quisiesen decirnos algo. Llueve tanto que, al asomarnos por la puerta del Fuerte, no podemos ver más allá de la cortina de agua.

    Con un Elixir de Ojo de Águila, hemos dado una última vuelta por el Fuerte para ver si encontrábamos alguna puerta secreta, pero no hemos visto nada. Nos hemos dirigido al campanario y, con horror, hemos visto que había el cadáver de otro Flecha colgado como si fuese el badajo de la campana. Volgo lo ha descolgado y tumbado con delicadeza en el suelo y ha colocado el badajo que estaba tirado a un lado. Creo que, en ese momento, todos hemos deseado oír el repiqueteo de la campana y hemos mirado al unísono al líder de los Flechas. Entonces, Jakardros ha tocado la llamada a formación de los Flechas. Ha sido un momento muy bonito. Habría sido hermoso verlos acudir, verlos formar en el patio, pero, por desgracia, no queda ninguno que venga a la llamada. Tampoco hay paisaje que contemplar tal es la cantidad de agua que cae. Pero el estruendo de la lluvia con el eco de las campanas me ha generado una sensación de calma muy hermosa.

    Pasados unos instantes en silencio tras el repiqueteo de la campana, hemos bajado al patio y hemos ido lanzando los cadáveres al torrente del río. Nos habría gustado quemarlos en una pira y decir unas palabras en honor a su lucha, pero el tiempo no lo ha permitido.

    La vuelta a Trasbordador Tortuga no ha sido fácil: hemos llegado calados hasta los huesos y agotados. Además, al llegar allí las noticias han sido devastadoras: el lugar se estaba inundando y un monstruo gigante venía nadando en el torrente de agua.

    

    Tylia estaba atrapada en una barca con sus alumnos, atascados contra un edificio, y la gargantuesca bestia iba directa hacia ellos. Volgo, en un acto heroico, se ha lanzado al agua y ha nadado hacia ellos. Yo le he lanzado una cuerda que se ha desviado por el viento y la lluvia, pero Henry, convertido en águila, la ha atrapado con el pico y se la ha acercado al bárbaro. Este ha atado la cuerda en el edificio más cercano y ha ayudado a los niños y  a la profesora a ir pasando. Yo me he sentido muy impotente sin poder hacer nada y, cuando he visto que el monstruo estaba con la mirada fija en mi amigo, Tylia y el alumnado, he hecho lo más idiota de toda mi vida: he corrido hacia aquella especie de serpiente pulpo marino y le he lanzado viales de escarcha, tratando de ralentizar su marcha. El bicho, por un momento, me ha mirado y ha abierto dos portales de los que han salido unos tentáculos que me han golpeado como látigos afilados y he caído inconsciente y totalmente inservible.

    Al despertar, curada por uno de mis elixires que siempre llevo a la vista en el cinturón, me han contado que la criatura era una maga negra, que en el enclave la conocen como la Madre del Olvido, y que, no saben por qué, tras recibir varios de nuestros ataques, se ha metido en el lago y ha desaparecido. Y, en ese momento, la lluvia ha amainado casi por completo. Todo apunta a que la maga vivía río arriba, donde nos han informado de que hay una presa que fue construida antaño por tashilonianos. Cuando hemos hablado con el alcalde, nos ha contado que cree que ha habido un daño en la esclusa calavera, que es así como llaman a la presa, construcción que, según ellos, funciona sola...

    Para hacer que todo suene mucho más terrorífico y estemos más confundidos aún, Volgo y Henry me han dicho cuando nos hemos quedado a solas que, a través de la maga, les han llegado visiones horripilantes de Lamashtu gobernando el mundo.

    Para ayudar con todo esto, hemos montado un hospital de campaña. Ha muerto mucha gente. Esto huele a ofrenda ritual.

    Hemos mandado a pedir ayuda a Magnimar y hemos animado a la gente que se resguarde en el Fuerte Rannik ahora que está despejado. Muchos van para allá, pero otros se quedan arreglando el pueblo.

    Nosotros vamos a ir también al Fuerte. Acompañaremos a la gente y luego seguiremos a la presa.

Antes de partir Volgo me ha animado a ir a despedirme de Tylia y... Nos hemos besado. Me voy muy asustada a la presa, pero algo más contenta. Ella es como un rayito de luz entre toda esta catástrofe.