El Auge de los Señores de las Runas_27 de Neth del 4707

Día de la Luna, 27 de Neth del 4707

    Tras dos días de camino con parada en el Fuerte para dejar a muchos de los habitantes de Trasbordador Tortuga, Volgo, Henry y yo, sin más compañía que nuestros familiares, hemos llegado a la presa por fin.

    Es una construcción inmensa. En el lado este, cinco cráneos de apariencia humana, pero de tamaño enorme, decoran el frente del muro y sirven de esclusas para que pueda fluir el agua, de ahí que el lugar se llame Esclusa Calavera. Con la boca abierta de la impresión, mientras nos acercamos, observamos que, en uno de los laterales, hay una rotura gigantesca por la que no cesaba de pasar el agua sin control.
    Una vez hemos llegado junto al muro, hemos visto que unos escalones de colosal tamaño nos permitían el ascenso por la edificación. Con la ayuda de Volgo, hemos escalado por ellos hasta llegar a un túnel que conducía a la entrada de una gruta. Aunque el olfato de Volgo le ha puesto de sobre aviso, al ser el que iba en último lugar ayudándonos al druida y a mí a trepar, no ha podido avisarnos de que un ettin estaba refugiado en la cavidad a la que nos estábamos adentrando, y el gigante me ha destrozado con su lucero según he asomado la cabeza.


 Por suerte, no he salido volando hacia una muerte segura. Para Henry, el recibimiento no ha sido mucho mejor pues la cantidad de cadáveres y suciedad que había en ese lugar ha hecho que nuestro amigo el druida se haya empezado a encontrar con muchas nauseas, mareos y no podía casi ni pensar. No obstante, se ha sobrepuesto y ha podido invocar a tiempo un hongo gigante con el que el ettin ha comenzado a combatir gritando algo de que no íbamos a poder con los "Tomacalaveras". Aún no sabemos a qué se refería ni lo sabremos nunca, al menos no por ninguna de sus dos bocas pues Volgo, cuando ha llegado junto a nosotros, se ha plantado delante del gigante con su espadón y ha acabado con él. Henry ha vomitado como si se hubiese convertido él mismo en la presa y se ha quedado recuperado del mareo, así que, sin proponérselo, me ha enseñado algo nuevo de medicina, supongo.
    Nos hemos sentado un rato allí, a la entrada de la cavidad, para poder curarnos, mientras Volgo, que parece que no tiene estómago, se ha quedado rebuscando entre las pertenencias del ettin (si es que se pueden llamar así) y ha encontrado un pequeño tesoro: un sombrero de disfraz que venderemos cuando sea posible, dinero y un sombrero de mago que se ha quedado Henry y que ha tomado la forma de un bonito turbante cuando se lo ha puesto.
    Más adelante, hemos llegado a otro recoveco en la gruta donde se encontraban varios ogros discutiendo sobre qué hacer con la presa. Puede que a estos se refiriese el ettin con los Tomacalaveras. Por los trajes que llevaban y las herramientas que tenían, parecía que estaban siendo los causantes del gran estropicio que hay en una de las esclusas. Aprovechando que no nos habían visto llegar, le he lanzado una Bolsa de Maraña (nueva creación alquímica)  al que parecía el líder y le he dado de lleno, provocando el efecto deseado: que se quedase pegado al suelo y no pudiese moverse.

    Aprovechando su gran limitación de movimiento, le he lanzado una bomba de Fuego alquímico que le ha impactado de pleno y ha salpicado a los que estaban cerca. Henry ha aprovechado y ha lanzado uno de sus maravillosos arcos eléctricos y Volgo ha empezado a combatir contra dos ogros que habían venido a pegarme a mí y se las ha apañado a la perfección para luchar contra los dos al mismo tiempo. Uno de ellos en concreto no ha cesado en su empeño de reducirme y le he lanzado a bocajarro otro Fuego alquímico, a riesgo de caer inconsciente en el combate, pero consiguiendo mantenerme en pie con una de mis curas y sorprendiéndome a mí misma de lo intrépida, osada o descerebrada que me estoy volviendo. Con conjuros, bombas, golpes de espada y muchas curas, hemos seguido combatiendo hasta que hemos acabado con todos. Nos ha quedado claro que estaban aquí por orden de algún superior que pretendía que acabaran con la presa y así inundar no solo el valle y Trasbordador, sino mucho más allá. Probablemente, todo sigue formando parte del ritual que dirigen las lamias, pero seguimos sin saber quién más se encuentra liderándolo, qué pasos quieren dar a continuación y qué podría ocurrir si se completa.
    En la siguiente sala, hemos encontrado algo parecido a una selva aderezada con hongos. Sin tiempo a reaccionar para protegernos ni a que nuestro amigo el bárbaro pudiese avisarnos, hemos sido atacados por unos trolls que han salido del techo. Al principio de este combate no he hecho más que estorbar: antes de que pudiese hacer nada, me han dejado inconsciente y Henry ha tenido que venir en mi ayuda no una, sino dos veces. Finalmente, he conseguido darle a uno de los trolls con un Fuego alquímico y ha empezado a arder como si fuese una antorcha con patas hasta que ha caído muerto. Ha sido entonces cuando Henry nos ha informado de que ha recordado que estas criaturas tienen capacidad regenerativa, excepto si son atacados con fuego que, no solo les hace más daño, sino que les impide curarse. Con esa información y viendo el daño que le ha hecho mi bomba, me he sentido más confiada en mis capacidades y he seguido atacando con fuego y he asistido con curas a mis amigos. Entre todos, hemos podido con ellos. Tras el combate, nos hemos sentado a recuperar el aliento y a que curase sus heridas. Ah, y hemos encontrado entre algo que parecían camas de trolls un peine de oro con aspecto de behir. Siniestro, pero bonito. Parece que no tiene propiedades mágicas, así que imagino que nos servirá para intercambiarlo por un buen puñado de monedas.
    Cuando hemos seguido explorando, hemos llegado a una sala donde nos hemos encontrado con unas inscripciones en gigante que no entiendo, pero que he anotado en mi cuaderno.
    Hemos acabado dando la vuelta por completo al lugar y, cuando pensábamos que ya lo habíamos visto todo, hemos conseguido encontrar una puerta que daba a unas escaleras por las que hemos descendido. Al llegar al último escalón, nos han llegado unos rezos rituales de unos trolls.
    Aunque hemos tratado de asomarnos sigilosamente, hemos acabado siendo descubiertos por un troll gigante que ha salido de una especie de estanque y que se ha lanzado a morder mi hombro.
    

De nuevo, me he sentido una carga, ya que, aunque he conseguido atacarle con fuego, el monstruo ha acabado por dejarme medio muerta y Henry ha tenido que venir en mi ayuda en varias ocasiones. 
Temo que algún día se de por vencido y me dejen atrás. Pero trato de no pensar en eso, eso lo pienso cuando estoy muy triste o cansada y sé que ellos no me harían eso. Finalmente, hemos conseguido vencer también contra este grupo de trolls. Volgo, pese a la victoria, no se quedaba tranquilo pues las propiedades regenerativas del troll gigante eran mucho más potentes que las de los otros y no ha parado hasta que le ha sacado del agua y lo ha decapitado.
    Observando la sala no hemos podido encontrar nada que nos diese información útil, al menos, no en ese momento. Sí que me he anotado y dibujado algunas calaveras que he encontrado ya que tenían características tashilonianas que quiero discutir y analizar con Brodart cuando podamos volver a Punta Arena.
    En la siguiente sala hemos tenido que combatir contra un escorpión gigante medio constructo medio no-muerto que estaba formado por calaveras.
    No sé qué me ha ocurrido para hacer lo que he hecho, es como si me hubiese venido una inspiración, pero le he dicho en tashiloniano "amigos tuyos" y, por un momento, se ha quedado quieto mirándonos, aunque la especie de embrujo no ha durado más que unos segundos y ha retomado la carga y no nos ha quedado más remedio que luchar contra él. En esta pelea no he estado nada fina lanzando bombas y me ha dado una rabia increíble ya que llevaba varias Cargas Fantasmales que eran ideales contra él, pero que se han echado a perder. Menos mal que Henry ha podido dañarle con su conjuro de Perturbar Muertos Vivientes y que Volgo con su espadón no falla. Sin embargo, el combate ha sido muy complicado: las pinzas del escorpión eran vorpalinas y han estado a punto de decapitar a mis amigos. Además, su aguijón tenía un veneno que casi me paraliza. Finalmente, Volgo ha logrado huir del agarre aunque estaba tremendamente mal herido, casi partido en dos. Entonces, me he atrevido a correr hacia el monstruo y le he lanzado un vial de escarcha que ha acabado con su vida. A tiempo para no quedar decapitado, la armadura del druida ha resbalado de la pinza que le sostenía y ha caído al suelo de una sola pieza. Yo he llegado junto a mi amigo y le he podido curar como necesitaba. Creo que la suerte ha estado de su lado.
    En esta sala también hemos tratado de descansar como hemos podido y he estado casi una hora proporcionándonos curas para poder seguir explorando. Físicamente estaba logrando mantenernos en pie, pero empezábamos a parecer muñecos de trapo cosidos. Ha empezado a quedarme claro que íbamos a necesitar curación mágica más adelante, pero no he querido decirles nada para no acabar con la poca moral que tuviésemos. Además, en ese momento, presentíamos que estábamos ya a punto de descubrir el misterio de la presa. Y así era.
    En la siguiente sala, hemos encontrado una maqueta de la presa en una escala mucho menor, pero de una precisión tremendamente correcta. Hemos podido entender que todo estaba protegido por una magia de transmutación, que la maqueta era una especie de centro de mando, pero que la energía que movilizaba todo estaba agotándose y por eso había dejado de funcionar la esclusa como solía hacer y habían sido capaces de dañar la estructura del muro.
    Volgo, en un ataque de valor o de aburrimiento, a veces no sé distinguir lo que se le pasa por la cabeza, se ha atrevido a sumergir medio cuerpo en la especie de poza en la que estaba el troll gigante y se ha metido finalmente por completo en el agua para echar un ojo. Han sido unos segundos que se han hecho eternos pues, aunque le hemos agarrado una larga cuerda a la cintura, en un momento dado se ha soltado y no sabíamos si había sido por voluntad propia o no. A su vuelta, nos ha explicado que ha ido pasando por una serie de compuertas, pero que no había podido dar con la fuente de energía.
    Cuando estábamos a punto de desistir porque ya creíamos haber explorado todo el lugar, nos hemos dado cuenta de que, tras una montaña de calaveras, había una puerta. Hemos comenzado a quitar los cráneos, tarea que nos ha llevado un buen rato (el misterio de qué hacen ahí no lo hemos resuelto) y, finalmente, hemos dejado al descubierto por completo la puerta que nos iba a llevar a la siguiente sala.
Antes de seguir, he de añadir que, en una de las calaveras, he descubierto un grabado que describía un arma que no hemos visto nunca antes. La descripción me hace creer que era de metal, alargada, con un conducto por el que pasa el proyectil y un percutor, capaz de lanzar a largas distancias misiles de diminuto tamaño, pero con un potencial destructivo mayor que el de las armas que conocemos. Al llamar la atención a mis compañeros sobre lo que acababa de encontrar, me han dicho que debía de ser una ballesta pequeña y no le han hecho mucho caso. Yo me lo he anotado junto con otros aspectos a tratar con Brodart pues creo que esto tiene algo que ver con nuestros orígenes, aunque aún no sé explicarlo.
    Finalmente, hemos llegado al lugar que hemos estado buscando desde que llegamos aquí. Al traspasar las puertas que hemos descubierto, hemos llegado a una estrecha cámara con forma rectangular que acogía dos nichos protegidos por unos barrotes y unas runas, uno en cada extremo. Al acercarnos, hemos contemplado con horror que, más que nichos protegidos, eran prisiones mágicas de dos diablos. Bueno, actualmente, de un diablo de la sima, puesto que solamente uno de los círculos rúnicos se encontraba ocupado por una criatura viva. El otro nicho estaba repleto de cenizas que, en otro tiempo, fueron el cuerpo del compañero del ser que seguía a duras penas con vida en el otro extremo de la habitación. Con mucha precaución, al aproximarnos al cuerpo del diablo que yacía en la cámara, hemos visto con horror que seguía respirando. Su estado era lamentable, estaba demacrado, decrépito, con la piel pegada a los huesos y casi incapaz de respirar. Nos hemos dado cuenta de que era la fuente de energía de la presa y que, el que había sido la otra fuente, se había "agotado" poniendo en riesgo de esa forma el funcionamiento del mecanismo "automático" de las esclusas. Resulta que el alcalde sí tenía razón y el lugar sí estaba funcionando por cuenta propia, aunque alguien, en algún momento, habría traído aquí a los diablos. De nuevo, otro misterio que añadir a la lista: ¿Quién los trajo aquí? ¿Quién fue tan poderoso de invocar o controlar y atar a un lugar no a uno, sino a dos, diablos de la sima? ¿Cuándo lo hizo? ¿Seguirá con vida el apresador de diablos? ¿Para qué lo hizo? Si la presa es de construcción tashiloniana, ¿qué relación tiene ese señor o señora con Tashilon?
    Cuando nos hemos encontrado a solo un paso de las runas, el infernal se ha girado hacia nosotros y su mirada ha traspasado la nuestra. Tal y como he leído en algunos libros, pese a su estado, su presencia era imponente, y ha tratado de hacer lo que mejor se les da a los diablos: convencernos de hacer un trato a su favor. He avisado a mis amigos de lo que estaba tratando de hacer y no nos hemos dejado manipular por ninguna de sus tretas, aunque no ha sido fácil. Parece que estas criaturas son aún más inteligentes y astutas de lo que un libro es capaz de transmitir y nos ha dicho referencias y promesas que nos dejarán pensando varios días. Entre ellas, creo que la más dura ha sido cuando se ha dirigido a Volgo como "sargento" y cuando ha tratado de negociar con el intercambio de información que nos hiciese entender quiénes somos y qué hacemos "aquí".  Incluso nos ha hablado de un tal Karzoug, atribuyéndole a él la culpa de encontrarse aprisionado, pero diciendo que no recordaba nada más de él, puesto que nuestras preguntas quedan aún sin resolverse.
    Nos hemos sobre puesto a la curiosidad y a su voz, que se ha ido tornando un lamento, casi un clamor, al ver que no teníamos intención de liberarlo. Henry ha sido muy amable y le ha dicho que lo sentía, incluso Volgo, pero yo no he tenido ninguna palabra de consuelo para él porque, sinceramente, no lo lamento. Tras una conversación muy intensa y un casi sacrificio por parte del impulsivo Volgo, hemos decidido que Henry invocase en el otro círculo a la criatura más poderosa de la que fuese capaz para así alimentar de nuevo la maquinaria. De esa manera, cuando Henry ha invocado a un inmenso pteranodón, los círculos se han iluminado y, con un terrible alarido, ambas criaturas han perecido, alimentando así a las esclusas y permitiendo que la catástrofe no llegase a ocurrir. En ambos lados, solo han quedado cenizas.
    Ya de vuelta, somos conscientes de que solo hemos retrasado el desastre y que no hemos hecho más que poner un parche. Iremos a hablar con las autoridades y trataremos, entre todos, de encontrar la manera de que la presa siga funcionando. Por ahora, trataré de sacar de la cabeza los gritos tanto del diablo como del dinosaurio y la cantidad de cráneos que hemos encontrado. Quizás, si vuelvo a tomar un té con Tylia, pueda dormir en condiciones aunque solo sea una noche.

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