El Auge de los Señores de las Runas_08 de Kuzhona del 4707

 Día de la Estrella, 08 de Kuzhona del 4707

    Hemos llegado de nuevo a Punta Arena.

    En el camino, he ido revisando todos mis apuntes y se me ha metido una idea en la cabeza que aún no quiero ni escribir aquí. Como me da miedo que se piensen que se me está yendo el coco del todo, tampoco les he dicho nada a Henry y a Volgo, pero, nada más llegar al pueblo, he ido corriendo al establo a ver a la mula con la que vinimos hace unos meses cuando salimos en esta extraña misión.
    Resulta que me han dicho que se la llevaron tres personas de la Cofradía de Rakere, la nuestra, junto con el carro hace unos pocos días. La descripción que me han dado de una de las personas que se ha llevado a la mula me ha hecho pensar en Sanria, la maestra guerrera, pero no creo que ella haya venido aquí para estas cosas...
    No entiendo nada. Solo me nacen pensamientos de desconfianza en todas las direcciones. No sé si no esperaban que a mí se me ocurriera venir a mirar, pero no han dejado una nota, ni un recado ni nada. ¿Solo me parece sospechoso a mí que nos mandaran fuera a investigar por qué todos los carros de la Cofradía desaparecían y, no solo empiezan a pasar todas las cosas que hemos visto, sino que el carro de unos compañeros aparece en las profundidades de la mansión Dedalera y el nuestro, el que nos dejaron para salir de viaje, sean las propias personas de la Cofradía quienes se lo lleven sin decirnos ni una sola palabra? Ah, y todo esto teniendo en cuenta que hemos encontrado una nota que habla del ataque inminente a Punta Arena y que nos ha servido para alertar a los interesados. La cuestión es que desaparecen la mula y el carro justo a tiempo de que, por mucho que tengamos la información y hayamos dado aviso, sin mula y carro estamos muy limitados para viajar y salir de aquí... Esto no puede ser nada del azar. Tengo que seguir investigando.
    Ah, y para más paranoia, el niño que mandamos al monasterio a pedir agua bendita, aún no ha vuelto. Pobrecito.
   Al menos, cuando hemos llegado al Dragón Oxidado, Ameiko nos ha recibido con los brazos abiertos, una sonrisa y muchas atenciones que hemos agradecido enormemente. Nos ha puesto un poco al día de los últimos acontecimientos que podrían resumirse en que no ha habido más asesinatos, su hermano no ha vuelto y la fábrica de vidrio que era de su padre ahora la regenta ella, pero la ha convertido en una cooperativa.
    Mientras hablábamos, ha llegado Cicuta a preguntar por nosotros porque había llegado a sus oídos que estábamos de vuelta. Se ha alegrado al vernos y se ha sentado con nosotros. La verdad es que ha tenido suerte de encontrarnos y nosotros de que nos encontrase, nos hemos ahorrado ambas partes mucho paseo y búsqueda. Hemos aprovechado para ponerles al día tanto a Ameiko como a él.

    Hemos pasado toda la tarde descansando y he tomado la determinación de que me voy a dar un paseo nocturno. Cuando vuelva continúo escribiendo.
    
    Ya estoy de vuelta. He ido a investigar qué está pasando y, para ello, me he colado en la oficina del señor que se encarga de los carros y de la mercancía. La verdad es que alucino un poco conmigo misma, creo que el sentido de invasión de la propiedad y esas cosas me la trae cada día más al fresco.
    Me he echado la capucha de mi capa élfica por encima de la cabeza y he caminado siendo totalmente invisible. Además, he aprovechado los pocos guardias que hay por el pueblo para pasar en uno de los momentos en los que la zona no estaba vigilada. No quería que viesen una puerta abrirse, pero nadie abriéndola. Creo que eso habría dado más voz de alarma. No obstante, una vez dentro he seguido con la capa puesta y he tenido bastante tiempo de estar invisible. Me he asegurado de que con las contraventanas tan gruesas que tiene el dueño del edificio la iluminación que he usado de una lamparita fuese suficiente como para que los rayos no llegasen hacia fuera, pero yo pudiese enterarme de qué encontraba. Y así, con la capucha por encima, la lamparita en mi mano y los ojos viajando a toda velocidad por anotaciones en cuadernos, facturas y documentos varios he pasado varias horas de la noche.
    Podría decir que me lo he pasado hasta bien. Ha sido lo más tranquilo que hago desde hace ni me acuerdo ya cuánto. Lo que he encontrado aún no me ayuda a tener el puzle al completo, pero, entre toda la documentación, he visto dos cuadernos que trataban los mismos asuntos, lo que me hace pensar que puede ser que un cuaderno sea el de cara al público y a las supervisiones y el otro uno de uso privado que esconde cosas. Llevar a cabo esa comparación me habría llevado mucho tiempo porque es una tarea minuciosa, así que tendré que volver otro día y no sé si tendré esa oportunidad. También he encontrado varios papeles firmados con el sello de nuestra Cofradía, aparentemente nada raro, excepto porque el sello tiene una modificación y es que resulta que le han añadido unos cuernitos en la parte superior. Pensando para conseguir recordar dónde había visto yo eso antes, se me ha asemejado con una de las runas que vengo viendo en la estrella siédrica, lo que no sé es qué representa exactamente. Espero que Brodart tenga algún libro donde consultarlo. Para poder estudiarlo bien, sea cuando sea que tenga tiempo, he tomado nota de todos los documentos firmados con este sello en concreto (tanto de qué documento era como de la fecha, de la mercancía en cuestión y de quién era el firmante).
    Al volver al Dragón Oxidado me he ido derecha a buscar a Henry y a Volgo. El despertar de cada uno ha sido totalmente diferente: Henry era el hastío personificado, pobrecito, está harto de mis ideas, pero de verdad que creo que tengo razón; y Volgo... Casi me rebana el cuello. El pobre está tan emparanoiado que duerme con el espadón al lado. Es de los míos, supongo. En fin, que les he contado todo, pero estaban medio "no me importa" medio "tengo sueño", así que aquí estoy, de vuelta en mi habitación, contándolo en mi cuaderno para que al menos yo no me olvide y esperando que sirva también para que, si me pasa algo, alguien pueda seguir con esta investigación que me traigo entre manos.
    Suflé me mira con ojitos de "Samak, a dormir". Voy a hacerle caso.

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