El Auge de los Señores de las Runas_13 de Kuzhona del 4707

Día del Juramento, 13 de Kuzhona del 4707

    Anoche llegamos a Magnimar. De nuevo en esta ciudad. Pero esta vez nos hemos alojado en el barrio de Alabastro. Aprendemos de los errores.


    Hoy por la mañana Henry se ha ido a hacer labores diplomáticas con Luma, la chica semielfa que es druida como él, con la que se acostó cuando fuimos al baile. Nos ha parecido que sería bueno tratar de pedirle el favor de que nos consiguiese un teletransporte a la zona más cercana posible al Puño de Jorgen. Volgo y yo hemos ido a ver a Grodevir, el ayudante del alcalde, con el mismo objetivo que Henry. Bueno, con el mismo objetivo base que Henry. Los objetivos a parte que tenga él con Luma ya no sé.
    La cuestión es que he salido de la visita a Grodevir peor de lo que estaba. El resumen que puedo hacer de toda la reunión con él es que no es de fiar: no nos ha dejado ver al alcalde pese a que se lo hemos pedido dos veces insistiendo en la importancia, nos ha echado rápidamente de la sala pese a que le hemos advertido de los ataques que se están barruntando y, cuando le hemos pedido que nos teleporte, nos ha dicho que a ver qué se puede hacer, que volvamos en dos días... Además, le hemos escuchado hablar con otra persona al salir y le ha comentado que tienen problemas con Chelliax. Yo creo que el alcalde está muerto o secuestrado en sacrificio y que este señor está compinchado con la lamia que residía en la torre y demás gentuza.
    Para agravar mi malestar, Henry no nos ha traído las noticias esperadas: no ha podido ver a Luma. Tendrá que esperar a esta noche.
    Tras esto, hemos pensado en más personas que teníamos pendientes de ver aquí o con quien tenemos algún lazo y hemos decidido hacer compra venta de objetos. Ha sido muy decepcionante. No he encontrado nada de lo que buscaba, ni para mí, ni para mis compañeros. Y Henry nos ha dicho que Milo, uno de los tres enanos hermanos que regentan la joyería, sigue desaparecido. Según dicen sus hermanos, se ha ido a Chelliax a hacer negocios... Que se cartean a veces, dicen... Ese sí que está muerto requetemuerto. Y con la identidad suplantada. Qué penica.
    Al menos, Volgo y yo hemos podido vender bastantes cosas en la tienda de Emil. Y casi no nos ha timado. Aunque nos ha intentado hacer el lío el muy rastrero.
    Y bueno, he de dejar constancia por escrito de la actividad sucia, ruin y maligna que ha llevado a cabo Henry mientras sus dos compañeros se partían el lomo consiguiendo recursos. El druidejo nos ha hecho creer que nos habían robado todas las pertenencias de nuevo. Lo ha hecho simplemente cambiándolas de baúl mientras Volgo y yo estábamos negociando los precios. No puedo describir la impotencia que he sentido al ver el baúl vacío. Volgo casi mata al guardia que era responsable de guardar las cosas. Y, cuando ha llegado Henry, no le ha matado "echándolo a volar por la ventana" (palabras textuales de nuestro bárbaro) porque con el ansia y la rabia que llevaba se ha desequilibrado tristemente y ha fallado el mortífero placaje que ha lanzado contra el druida.
    En fin. Me han dado mucha pereza los dos. Aunque no me habría importado que Volgo acertase. Ya habría metido yo luego los sesos de Henry de nuevo en su cráneo. Total, que me he ido a comprar por mi cuenta pociones de curación, por prevenir. Y ellos, que han hecho las paces rápidamente como si nada, se han ido a vender lo que habíamos acordado con Emil. Además, han obtenido recomendación de dónde vender las cartas de navegación y el cáliz que encontramos en el barco maldito en medio del bosque. Ah, y también las sedas que tenía la lamia en el fuerte Rannick.

        Cenamos todos juntos y después, seguimos cada uno con sus tareas: Henry ha ido a ver a Luma, Volgo a investigar al "señor de negro" que creemos que mató a la posadera Yena y yo a hablar con la paladina Tira Ronova, para advertirle.
    Al volver, ni Volgo ni yo hemos conseguido gran cosa: Volgo me dice que en la casa en la que nos colamos ahora vive otra gente y yo le digo que he conseguido movilizar algo a esta señora, pero nada del otro mundo.
    Y nada, aquí estoy con Volgo en la habitación que hemos cogido, dándome un baño en la magnífica bañera mientras espero impaciente a que regrese Henry. No vivo con la ñoñez de pensamiento de "vive cada día como si fuera el último", pero realmente puede serlo porque parece que compramos papeletas en la tómbola para ello. Así que, si puedo pagar por una suite como por la que hemos pagado ahora y darme un merecido baño, me lo doy. Y hasta he conseguido que Volgo se asee también.

    A su vuelta, Henry nos ha contado que la druida le ha conseguido un contacto para el teletransporte. Ya me puedo ir a dormir tranquila. Se llama Bilivin Bilivert. A ver qué nos encontramos. Por lo visto, no nos va a cobrar el conjuro con oro, sino que nos pedirá un favor. Veremos.

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