El Auge de los Señores de las Runas_15 de Kuzhona del 4707

 ¿15 de Kuzhona? ¿Del 4707? Espero que sí.

    Hemos pasado el día, o la cantidad de tiempo que sea que ha transcurrido en ese lugar (¿Otro plano? ¿Otra región?) huyendo de criaturas monstruosas varias, interactuando y recogiendo sustancias desconocidas y evitando una pelea con dos enemigos descomunales.
    Todo el lugar estaba sumido en oscuridad, pero con mis elixires hemos podido orientarnos un poco en cuanto al tipo de entorno que nos rodeaba y, en ese momento, nos hemos dado cuenta de que nos encontrábamos en el poblado construido en una inmensa montaña.
    En ese lugar no había casi señales de vida. De hecho, hemos pasado gran parte del tiempo luchando y escapando de criaturas no muertas que no habíamos visto hasta la fecha. Tenían unos ojos rojos espeluznantes, eran capaz de drenar la vida y mostraban gran resistencia a nuestros ataques. Además, la tarea de avanzar sin tener que luchar contra ellos se acrecentaba ya que este poblado no solo está rodeado de grandes paredes montañosas sino que casi toda la zona está inundada (o quizás construida en un lago). Las criaturas tenían barcas con las que desplazarse, pero nosotros solo teníamos lo puesto, como de costumbre. Pese a que Volgo estaba bastante empeñado en saltar sobre la barca del no muerto y pillarle desprevenido para hacerle "la técnica" (según nuestro bárbaro, caer sobre el enemigo y arrancarle la cabeza de un mordisco), finalmente no lo ha hecho porque Henry le ha disuadido. Menos mal. Así que hemos avanzado como hemos podido, luchando contra estas criaturas con el tridente retornante de Volgo y sus ataques cuerpo a cuerpo, los conjuros de Henry y mis dagas.
    Tras haber avanzado bastante, empezábamos a encontrarnos desesperados pues no teníamos ni idea de a dónde dirigirnos. Pero, en un momento dado, cuando las flaquezas comenzaban a pesar demasiado, un fogonazo tremendo de luz parecida a la que se iluminó cuando cruzamos el portal para venir aquí nos ha dado la esperanza de que estuviese indicando un portal por el que salir de este sitio y, por lo tanto, nos ha dado una idea de hacia dónde seguir.
    Volgo se ha asomado por la ventana del edificio en el que nos encontrábamos en ese momento para poder trazar una ruta y ha visto surcar el aire a un inmenso dragón no muerto. Sin palabras. Obviamente, en ese momento hemos descartado seguir hacia la luz sin la cobertura que nos aportaba ir desde el interior de los edificios. Hemos tenido claro que, aunque íbamos a tardar más tiempo, era la única manera fiable de llegar. Henry ha tratado de contactar con los espíritus leshys del lugar para que nos ayudasen a encontrar un camino, pero nadie le ha contestado. La verdad, eso me ha dado bastante miedo porque ha sido en ese momento en el que he sido totalmente consciente de que este lugar estaba completamente muerto. Cada palmo de este lugar carecía de vida. 
    Nos las hemos apañado como hemos podido y, tras luchar contra más no muertos, un simio esquelético, un bodak y una anguila gigante hemos llegado a una sala que ha sido de mi interés.
    
    No puedo decir gran cosa de lo que hemos encontrado en esa sala por ahora porque primero tengo que estudiarlo, pero puedo adelantar que quizás sea la sustancia revolucionaria de la era.
    La sustancia estaba en una especie de pileta bastante más grande que las que hay en los templos de nuestras ciudades y cambiaba de temperatura y también de color (del negro al azul prístino). La pileta tenía una rueda que, al ser accionada, generaba ese cambio de color en la sustancia y, cuando Volgo la ha tocado, el contenido se ha tornado mucoso, se le ha pegado a la piel y se ha metido en su interior. Él, que parece no temerle a nada o no ver las consecuencias de las cosas, ha metido el brazo al completo. El resultado: Volgo se ha quedado en estado catatónico y su brazo se ha quedado sin vello, pero también sin rastro de cicatrices. Al cabo de un tiempo bastante prolongado, ha vuelto en sí totalmente recuperado. Tal ha sido la situación, que Henry le ha imitado y ha tocado levemente la sustancia tras hacerse un corte y hemos vuelto a ser espectadores de los mismos resultados. Por supuesto, he llenado todos los viales de los que disponía en ese momento de esta sustancia. Lo que no acabo de relacionar es el cambio de temperatura, que causaba que las líneas brillantes bajo nuestra piel se iluminasen en mayor o menor cantidad. Lo dicho: he de estudiarlo cuando me sea posible antes de seguir trazando una explicación.
    Finalmente, hemos llegado a la sala de la que venía el gran fogonazo de luz. En efecto, era un portal. Un portal custodiado por un gran dragón y un paladín oscuro. Sin ánimos de enfrentarnos contra esas criaturas, les he dado todos los elixires posibles para aumentar sus capacidades corporales, yo también me los he tomado, me he cubierto con la capucha para volverme invisible y hemos corrido con todas nuestras fuerzas hacia el portal mientras una convocación de Henry (inmensa y mucho más poderosa que lo que venimos viendo) nos cubría de los ataques del caballero y su montura.
    Al atravesar el portal nos hemos encontrado rodeados de naturaleza de nuevo. Aunque hace frío y está oscuro, Henry ha hablado con los leshys y estos le han confirmado nuestra ubicación: estamos en la meseta Storval. También le han informado de que los gigantes han pasado varias veces por aquí. No sabemos si nos llevan ventaja, pero estamos en el camino.
    Por el momento, hemos sacado la yurta de exploración y vamos a dormir. Somos humanos. Nos hace falta.

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