Rebeldes del Infierno - 25 de Lamashan del 4715

25 de Lamashan del 4715

    Al terminar de descansar me han convencido para salir de la capa y seguir. Dicen que tenemos posibilidades. Que, si no luchamos, vamos a caer igualmente. Y, lo que sí es seguro: cuanto antes terminemos, mejor que mejor.
    Así que he movido las piernas y hemos seguido todos juntos.
   El siguiente defecto con el que nos hemos encontrado ha sido el de la Obsesión. De nuevo, al pasar la puerta, hemos sentido el peso de las visiones de la infancia de Barzillai y Yaki ha decidido coger la carga. Nos ha dicho que se siente lento y pesado.
    Esta sala contrastaba muchísimo con el resto del lugar: era una biblioteca. ¡Una biblioteca en la Octava capa del Infierno! La emoción que chisporroteaba de los ojos de Rudy es indescriptible. Pero, oh, oh... No estábamos solos en la biblioteca. Un señor de aspecto terrible estaba allí, tras un escritorio.
   Tras él, había un muro de protección que seguríiiisimo escondía algo chulo. Y lo queríamos.
   Para no variar, hemos pensado mil formas de acercarnos sin que se diese cuenta y al final hemos cogido la menos triste. Bueno, Yaki y Rudy han pensado. Yo tenía claro lo que quería hacer, pero ahora sé ser paciente y estar ahí esperando a que la gente piense sus cosas. En fin, que, como nos hemos dado cuenta de que sería hacer el ridículo cualquier argucia contra ese ser, porque es imposible negar que el señor tenía pinta de darse cuenta de absolutamente todo, hemos decidido que haríamos lo menos penoso de todo: pedir las cosas "por favor". Como el entendido en estas cosas es Rudy, ahí se ha acercado nuestro estudioso de la magia a pedirle por favor que nos dejase mirar unos libros. Nada, que no nos dejaba. Hemos jugado la carta de "queremos cargarnos a Barzillai, tenemos el favor de Mefistófeles..." Pero nada, tampoco. De hecho, dos estatuas que había a nuestra espalda representando al señor de este anillo del infierno han cobrado vida, han salido de su pedestal y han venido a por nosotros. Y el bibliotecario, se ha levantado a pelear. En verdad, creo que se aburría mogollón aquí abajo y hemos sido su diversión del siglo.
    Las estatuas han comenzado a caminar hacia Yaki, que se ha plantado con todo su valor frente a ellas, pero estaba solo. Entonces Rudy ha apuntado con sus manos a Peluche y le ha teletransportado junto a Yaki y a mí junto a él. Vamos, que nos hemos dividido a la perfección para repartirnos el trabajo: Peluche y Yaki se han quedado con los golem de oro y Rudy y yo con el diablo.
    Durante la batalla, me ha dado la espina de que al diablo le ha gustado tener a los más mágicos del grupo para él solito y también me ha parecido que sabía lo que hacía: en cuanto me ha escuchado murmurar mi hechizo se me ha adelantado y me ha lanzado un garrazo a distancia que ha hecho que se abriese el espacio frente a mí y que mi cuerpo acabase hecho trizas. He de decir que el ataque mola un montón, ojalá pudiese hacerlo Peluche. Pero vamos, que yo le he acabado lanzado mi Rayito de luna que le ha quemado el culo.
    Peluche es el que más se ha lucido: con sus garras y mordiscos ha acabado destrozando a los golems, como ahora pega tan fuerte sus golpes suenan BRRUUUM y rompe las cosas por el PUM y por el BRUM! Lo que pasa es que el diablo ha visto lo que mi eidolón hacía y me ha atacado y entonces he tenido que desconvocarle. Pero no ha pasado nada porque somos un equipo genial y Yaki ha acabado con las estatuas con un golpe MEGA GENIAL.
    Al diablo no le hemos dado ni una oportunidad más de hacernos pupa (con la mía ha sido suficiente) y le hemos atacado todos juntos. Lo último que ha visto ha sido un misil mágico de Rudy. Una pena, la verdad, nos podíamos haber llevado bien, pero bueno, él sabrá. 
    Y qué penita nos ha dado que no pudiésemos cogerle na de na. Aunque, por primera vez, no se ha desvanecido el diablo después de que lo matásemos (porque claro, ya estaba en su plano), no hemos podido robarle nada. Tooooodo estaba conectado a él, hasta la ropa. Jope, menudo pasote de poner etiquetas, ¿no? Ni que estuviese en un campamento con otros cincuenta diablos.
    En fin. Que me enciendo por nada. Poooooorque ha molado un mogollonazo lo que hemos encontrado: ¡TESOROS! ¡Y un libro de los que le molan a Rudy! No, en serio, hasta el libro ha estado genial. Porque era ni más ni menos que el Libro de los Malditos. Iufffffff. 
Todo estaba escondido tras el muro que había a espaldas del asiento del diablo. Hemos podido abrir el muro cogiendo una llave que tenía el señor bibliotecario colgando del cuello. Es lo único que hemos podido usar de él, pero suficiente jejejeje.
    En cuanto hemos cruzado la puerta y he caído en qué libro era le he gritado a mi compi que no lo tocase ni de broma, que era del que tuvimos noticias cuando nos metimos a los Huesos de la Suerte cuando aún estaban inundados y también del que supimos algo más cuando vimos las huellas de fuego que había dejado en un atril de madera. Vamos, que tocarlo es igual a quedarte moñeco.
Yaki ha propuesto que lo cogiésemos con mano de mago y así hemos hecho. En cuanto la magia del conjuro de Rudy ha tocado la cubierta (qué bonita era, por cierto. Muuuuuuuuy elegante) ha sonado una voz que ha dicho "¡ESTE LIBRO NO ES PARA VOSOTROS!" Y se ha evaporado. PERO han aparecido en su lugar ¡TESOROOOOOOOS!

En concreto, seis cosas súper especiales que ha mirado Rudy detalladamente para decirnos lo que eran: una tiara de persuasión (que me he quedado yo y ahora estoy aún más guapa porque es plateada y brilla por encima de mi pelito rosa y púrpura), un cinturón de fuerza de gigante que se ha quedado Yaki, un cinturón de larga vida que se ha quedado Rudy, unas tobilleras de agilidad que se ha quedado Peluche, una cinta de sabiduría y una diadema de inteligencia que pensé que se iba a quedar Rudy, pero que no lo ha hecho porque no le hace falta ser más listo. Jope. La diadema y la cinta han desaparecido. Jo. Adiós dinerinchi. Adiós regalitos. Yo le habría dado la cinta a Hetamon a ver si aprende a resucitar gente y la diadema a Rexus a ver si espabila y traduce más rápido las cosas. Qué se le va a hacer. Ah, bueno. Y me he encontrado un chal bordado precioso. Me lo he quedado, aunque me ha durado poco. Ya veréis por qué lo digo.
    Y bueno, la siguiente sala a la que hemos ido ha sido la del Sadismo. Como si las demás no hubiesen incluido también eso. De verdad, Bazillaíto, tienes que hacértelo mirar. Bueno, ya no. Pero podrías haberlo hecho. La visión que hemos tenido que sufrir al pasar por esta puerta ha sido la del exalcalde torturando a una sacerdotisa de Milani en la capital de Keliax, Egorian. Torturándola y curándola cuando estaba a punto de morir. Qué mal. Pobrecita. Rudy y Yaki me han mirado en plan "Brisa, ¿la debilidad de este defecto te la quedas tú no? Por lo de poner cabezas en postes y tal". Justo esa mirada. Exactamente eso ponía en sus ojos. Así que me lo he quedado yo. Y me he sentido to floja. Como blandengue.
    La sala era bastante bonita, la verdad. Sus paredes eran de alabastro y estaban decoradas con hermosas vidrieras donde aparecían diablos dando el don de la sabiduría a personas con ropa ajada. Eso era triste. Pero los materiales era dignos de un palacio. Preciosa.
    Al fondo de la sala hemos encontrado una azata encadenada. Nos ha dado mucha pena, pero la hemos dejado allí, junto con un pedazo de nuestra alma. Hemos sopesado lo que pasaría y nos daba miedo que Mefistófeles nos regañara y nos prohibiera ir a por Barzillai. Así que allí está. ¿Soy mala yo también? Ays. Ir al Infierno es demasiado.
    Una vez de nuevo en la encrucijada, Rudy ha sacado una hoja y nos ha enseñado lo que estaba anotando durante todo el rato que llevábamos allí: ¡un mapa! ¡Bendita la gente con orientación espacial incluso en este plano! Y yo pensando que estaba haciendo cosas de magia... Nos ha dicho que, según sus cálculos, solo nos quedaban dos salas más. Dos cosas horribles y locas más. Y luego Barzillai.
Este chico sí sabe cómo animar.
    La siguiente sala a la que hemos ido ha sido la del defecto de la Impetuosidad. Claramente este era para Rudy el sabelotodo.
    Aquí quedaba reflejada la tontuna tan grande que tenía Barzillai y el abuso de poder que hacía con sus proclamas en general y, en particular, con la de prohibir tomar té. La visión que hemos tenido es que a un criado se le derramó esta bebida encima de él uno de los primeros días de su llegada a Kintargo y entonces el exalcalde dijo "pues que no lo beba nadie que no me sale a mí de la punta del pie". También hemos visto que salía Barzillai en un sala decrépita donde se estaba drogando. Eso explica muchas cosas. Rudy nos ha dicho que se sentía lento, muy lento. Tiene lógica.
    En esta sala lo que estaba pasando era que había un montonazo de personas torturadas no, lo siguiente. Estaban transformadas o medio transformadas con tecnología colgando de tubos, meneándose, tambaleándose y gimoteando como si estuviesen teniendo pesadillas. La decoración de esta habitación también tiene vidrieras hermosas de escenas de lucha de diablos contra ángeles, pero era todo tan turbio que no llamaban la atención.
    También nos hemos ido sin ayudar. Era imposible ayudar a nadie allí.
    Hemos acabado el tour pasando por la sala del defecto Miedo. En concreto, miedo a las mujeres. ¿¡¡QUÉ!!? La visión nos ha sorprendido bastante: era Barzillai hace unos años que salía corriendo de un prostíbulo en el que dejaba atrás a varias mujeres y hombres que se reían de él. La debilidad de este sitio era sentirse enfermo. Lo ha cogido Rudy, pero cuando lo ha experimentado, lo ha soltado. Ahí se queda ese defecto. Ninguno lo queremos. ¡Ay, Barzillai! Ojalá tú tampoco hubieses querido sentir eso.
    Sin embargo, aunque no hemos cogido el defecto, hemos pasado a la habitación. ¡Cómo no hacerlo! Nos ha llamado muchísimo la atención una estatua de tamaño inmenso de una mujer tocando la lira, la canción de plata concretamente. Y, tras esa estatua, ha salido una nereida que se parecía muchísimo a la estatua. Nos ha contado que la llevó allí Fangrane, pero que no le ha hecho daño. Ha visto que éramos buena gente y ha tocado también la lira imitando a la estatua y le hemos seguido la canción con nuestras voces. Lo hemos hecho todos chupi (Rudy no, pobre qué mal canta). Cuando la nereida ha empezado también a cantar y no solo a rasgar la lira, ha sonado una voz llorosa diciendo "Narceeeeliiia". Uy, qué mal rollo. En ese momento no lo sabíamos, pero luego nos hemos enterado de que esa tal Narcelia era la hermana de Barzillai a la que espiaba cuando se desnudaba, duchaba, etc y que fue uno de los motivos por los que la madre de Barzillai le maltrataba. Madrecita.
El caso es que el chal que había encontrado yo antes era de ella. Se lo he devuelto. Qué penita. 
Pero más penita ha dado lo nervioso que se ha puesto Rudy hablando con ella. Definitivamente, tenemos que entrenarle en hablar con personas guapas. Aunque me extraña porque ya estamos Yaki y yo que somos reguapos.
Ah, bueno, y se me ha olvidado contar una cosa bastante extraña que ha pasado en esta sala. Quiero decir, extraña extraña... Yo creo que ha sido extraña, lo que pasa que a cada uno le gusta lo que le gusta. Me explico: en la sala no solamente había una estatua de la Nereida sino que había también cuatro bañeras. ¿Por qué? Nadie lo sabe. El contraste con el resto de sitios ha sido curioso: en las demás era todo fuego, muerte y destrucción y esas cosillas infernales y aquí pues cuatro bañeras. ¿Y para qué cuento esto? Para que quede registrado en los anales de la historia que Yaki, el tío chulo, se ha quitado la ropa y, mientras Rudy y yo hablábamos con la nereida, él se ha dado un baño que se ha quedado más fino que otra cosa. Un baño en el octavo anillo del Infierno. Dilo, amigo. Buen souvenir que te has llevado.
      En fin. Vuelvo a nuestra amiga acuática. La cosa es que hemos pensado cómo ayudarla sin romper la palabra que habíamos acordado con Mefistófeles y, como estaba allí sin estar condenada, hemos pensado que podíamos mandarla a casa. Rudy lo ha hecho usando el chal como foco. Y mientras Rudy conjuraba, yo he cogido la lira que la chica ha dejado junto a la estatua. No tendré chal, no tendré regalitos para Rexus y Hetamon, pero sí puedo llevarle algo a Shensen. Cuando la nereidase ha ido, se ha escuchado a Barzillai llorar. Iuj.
    Y, sorpresa, nos quedaba una sala más: la sala del Autodesprecio. Nada más entrar hemos sentido la visión como un bofetón en nuestro cerebro. Ha sido muy incómoda de ver, porque era una visión que te hacía, por un minisegundín, compadecerte un poquillo de Barzillai. No voy a describirlo mucho porque siendo madre me da mucha angustia, solo diré que salía él maltratando niños y él de niño y joven siendo maltratado por su madre.  Ha sido en esta visión cuando nos hemos enterado de cómo Barzillai espiaba a la pobre Narcelia Thrune. ¿Dónde estará esa chica ahora? Me he adelantado y he propuesto quedarme yo con el defecto. He sentido que se lo debía a todos los niñitos a los que sus madres les hemos fallado. Aunque sé que lo que hizo mi marido no es mi culpa... Pobre mi Lilliana. Desde que he cogido ese defecto me he sentido muy desganá.
    Al mirar dentro de la sala, hemos visto que la visión se tornaba real, vamos, que había unas señoras maltratando niños, torturándolos mediante peticiones absurdas de limpieza y tareas infinitas. Una de ellas se nos ha acercado a pedirnos un favorcito, pero nosotros ya estábamos marchándonos. Nop. No quiero hacerte ningún favorcito, señora. Jope. ¿De verdad no somos malos ahora nosotros también? Al cerrar la puerta seguíamos escuchando a esas señoras horribles en nuestra cabeza diciendo "qué niños más malos..." Qué escalofrío.
    Como estábamos de bajona, he sacado la lira, me he sentado y me he puesto a tocar, a ver qué pasaba porque hacía añísimos que yo no rasgaba unas cuerdas. El resultado: la sorpresa y admiración de mis compañeros. Se han sentado junto a mí y me han escuchado emocionados. Me ha puesto muy contenta animarles, encantarles y tranquilizarles.
    Tras este pequeño descanso, todos sabíamos ya lo que tocaba. No queríamos, pero sí. Nos hemos mirado, nos hemos cogido de la mano, nos hemos sonreído de esa forma que se sonríen las personas que están juntas pase lo que pase y hemos ido a por Barzillai.
    El tipo nos aguardaba encadenado con gruesos grilletes que se unían a unas cadenas que caían al fondo del abismo. Parecía querer transmitir calma, pero se notaba que nos había esperado con ansia, aprisionado, al final de un larguísimo puente que conducía al ápice de la Torre de Hueso. Aunque parecía que quería transmitirnos su superioridad habitual, no ha sido capaz: estaba con la carne casi podrida, en los huesos, casi sin piel, todo músculo. Su ropa estaba ajada y dejaba entrever unas alas que asomaban de su espalda y una cola de escorpión toda hecha de huesos. Lo que sí hemos sentido ha sido miedo.

    No nos hemos andado con chiquitas. Ya tocaba darlo todo. Pero todo todo todo.
    Rudy ha sido el más rápido y le ha lanzado un conjuro tremendo que ha chocado contra la nada porque Barzillai ha desaparecido ante nuestros ojos. Pero como Peluche es capaz de ver a la gente cuando se hace invisible, se ha lanzado toda la furia para atrapar a nuestro enemigo y le hemos visto batir garras, colmillos y cola con toda su fuerza, pero sin resultado. Ha acabado tirado en el suelo y, cuando estaba empezando a estar preocupada por él, ha lanzado un gruñido gutural y ha conjurado su Estampida. Una tropa de terribles Peluches se han abalanzado sobre Barzillai y le han malherido.
    A este ataque le ha seguido el de Yaki, que ha cargado con una guadaña de filo mortal capaz de congelar con solo rozarte: su ya famosa Heladaña. Barzillai le ha contraatacado con un conjuro con el que hemos visto a nuestro amigo el guerrero sufrir por no arrodillarse frente a ese malvado ser. Y lo ha conseguido. Apoyado por Rudy y una de sus esferas de protección y por Tulivhán que ha conjurado a uno de los Toretes, Yaki se ha hecho con la situación y ha ido sesgando la carne del Thrune.
    Pero cuando pensábamos que Yaki estaba a punto de acabar con él, hemos visto salir de la espalda de Barzillai su aguijón y hemos presenciado con horror cómo se clavaba en Yaki a traición. Como andábamos distraídos preocupados por Yaki, no hemos podido tampoco avisar a Peluche de que el ataque de la cola de Barzillai era también una distracción para poderle dar a él y mi pobre eidolón ha recibido un mazazo terrible en la cabeza. Pero ni Peluche ni Yaki han caído. Peluche ha respondido al golpe de la maza con un terrorífico gruñido: ha dirigido toda su rabia de monstruo de otro plano y a hecho estallar pedazos de su cuerpo en llamas. Yo he lanzado uno de mis mejores Rayos de luna abrasadora y he conseguido más de lo mismo. Y ahí solo ha empezado lo bueno.
    Rudy ha reparado el escudo de Yaki mientras conjuraba algo que no le había escuchado nunca consiguiendo que Yaki con todo su equipo y armas acabara teniendo un tamaño gigantesco. Peluche y él se han convertido en dos moles de la misma envergadura que eclipsaban y aterrorizaban a Barzillai.
    Debe ser que Barzillai ha caído en la cuenta que mientras estuviese yo en pie iba a haber dos enemigos de más y me ha señalado con su dedo índice y ha pronunciado las palabras que más temo: las del conjuro Ejecutar. No puedo describir el dolor que he sentido, pero sobre todo el miedo. Sentía que me desvanecía. Pero he aguantado. No sé cómo, no me he desmayado y he soportado lo suficiente como para Yaki pudiese hacer su protección de Bastión Marino y Rudy pudiese acercarse a protegerme también y a curarme con una poción. Por los pelos. Pero que muy por los pelos.
    Se ha puesto todo muy chungo: Yaki segando a diestro y siniestro con su Heladaña, Rudy soportando con la protección sobre nosotros y señalando a Barzillai para atacarle con sus propios conjuros mortales, Barzillai conjurando terribles hechizos como Dañar y Ejecutar, blandiendo su maza y gritando que no podríamos con él ni nosotros ni Mefistófeles... Muy chungo todo. Ah, y todo esto aderezado con los ladridos y alaridos de perros infernales que escuchábamos trepar la torre en la que estábamos como enviados por el señor de este anillo del Infierno. Para helarte la sangre, la verdad. En serio, no sé cómo podía tener tanto frío estando en un sitio como ese, pero lo tenía. Es increíble lo que hace el miedo.    
    Pero he conseguido reponerme, me he levantado y he ayudado a mis compañeros lanzando a Barzillai un conjuro de Luna Explosiva con el que le he rematado. Le he gritado a Peluche que le metiese el corazón en el pecho y así lo ha hecho. Y entonces... ¡Boooooom! Barzillai por todos lados hecho pedazos, congelado, destrozado. Acabado.
    En ese momento, una columna de fuego ha caído sobre todos los pedazos de Barzillai y le han carbonizado del todo. Entonces, se ha presentado frente a nosotros una proyección de Mefistófeles (por poco no me hago caca), ha metido las cenizas de Barzillai en un papel que imaginamos que era un contrato y nos ha dicho que se acaba aquí la vida de este hombre y que ya nada aterrorizará Kintargo. Antes de que desapareciera, me he arrodillado y me he atrevido a pedirle un favor "por favor, haz que vuelva mi hijita Lilliana". Me ha dicho que me mandará a alguien para cerrar el acuerdo.
    Tras un parpadeo, nos hemos encontrado en el Café de Laria. Sabíamos que era real, pues ha gritado y ha corrido junto a nosotros para abrazarnos y besarnos. Yo me he dejado mimar.
    Seguiré contando las aventuras de los Cuervos Plateados cuando tenga un rato de calma. Ahora nos vamos todos al barco de Sargaeta: Yaki ha metido la mano en su bolsillo y ha sacado todos los pedazos de la taza que nos regaló. Tenemos que juntarlos y festejar con nuestros amigos. Hemos vencido a Barzillai Thrune. Hemos salvado a Kintargo. Quizás a Kelliax. Je. Ays. Hoy creo que sí me toca baño... ¡En la playa!

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