14 de Mirtul de1491_ Los Secretos de Atlantia


    14 de Mirtul de1491

Querida Ruphay:

    Siento haber estado tanto tiempo sin escribirte. Espero que Prilin y tú os hayáis podido poner al día de lo que le he ido contando, porque creo que es bastante importante. Por si acaso no ha sido así, te haré un breve resumen de lo que me ha ocurrido desde que te escribí la última vez y te seguiré contando lo que a ella aún no me ha dado tiempo a decirle. Ya sabes, puedes compartir esta carta con ella. Si algún día quiero que me guardes un secreto te avisaré.

    Sigo con el grupo que te dije. Fuimos y volvimos de Monte Helga. Fue todo mejor de lo que esperaba, pero a la vez fue decepcionante pues no solo no hemos encontrado nada de interés sino que sabemos que hay personas con un artefacto que parece bastante potente, pero no tenemos ni idea de dónde están esas personas ni del alcance del poder del objeto. Solo sabemos que una de esas personas es Sophia, la antigua ayudante del profesor Mimblewimble, y que la chica se fue cuando se cansó de él y de su obstinada perseverancia en un terreno yermo y se llevó con ella el collar del que te hablé en la anterior carta. Solo sabemos que debemos ir en la búsqueda de un cuaderno.

    Para ir de Alwayssummer a Luskan (todo para seguir las pistas que vamos encontrando) pedimos que nos llevaran en barco y viajamos con un grupo muy majo con el que vamos a volver a zarpar hoy mismo:  la banda del Pepino de Mar. En la travesía nos atacó un barco mímico. Fue increíble.
En Luskan conocimos a una druida llamada Esterlicia que canta como las dríades de los cuentos que nos inventábamos de pequeñas. Es la cantante de la banda de la que forma (¿o formaba?) parte Yast antes de salir en búsqueda de una cura para la maldición que tiene su madre. De eso te hablaré en unos momentos.
    Antes quiero ponerte en aviso de que, por desgracia, hemos dado también con la banda rival de Yast y Esterlicia: la banda de Kalo. No te exagero si te digo que temí por nuestra vida, especialmente por la mía cuando el líder me apresó entre sus brazos, me mordió y comenzó a succionarme sangre. Se me pone la piel de gallina de solo pensarlo. Si crees que no se podían poner peor las cosas, llegó el padre de Kalo (sí, ambos son vampiros) estuvieron a punto de llevarse a la druida a capricho del hijito. Conseguimos salvarla, aunque no pudimos hacer lo mismo con el resto de la banda: si Esterlicia canta como una dríade, Kalo lo hace como una harpía, y tiene a todos esclavizados con un mecanismo mágico.
    Esterlicia se fue a buscar a su banda y nosotros seguimos hacia un monolito que quería investigar Lindt. No puedo contarte mucho, pues él solo nos ha dicho que es de una lengua que hablan muy pocas personas por no decir que solo la habla él. Me da mucha curiosidad y espero que algún día se anime a enseñarme.

    Tras el paseo al monolito volvimos a la ciudad para pertrecharnos y llegaron de nuevo malas noticias. Espero no preocuparte en exceso, pero también debo avisarte de que la desaparición de mi sombra no pinta nada bien. Draelin me presentó a un tal Frogtimer en una de las tabernas de Luskan, La Doncella Gonorreica, y este se ofreció a buscarla. Lo último que sé es que tuve la sensación de que viniese a mi mente un recuerdo que pertenece a mi sombra en el que la veía abalanzarse sobre el pobre rano. Hemos encontrado dos dedos de batracio en un callejón lleno de sangre y tememos que sean suyos.
    Además, antes de poner rumbo para seguir en busca del cuaderno, Draelin nos contó que la banda de la que formaba parte le ha localizado y le exige cumplir con su cometido. Como él se niega, parece que le han encargado una nueva cosa un tanto imposible. No sé si él cree que pueda hacerlo o no, pero yo no creo que sea capaz. Es algo tan gordo que no me atrevo ni a escribirlo. Solo te advierto de que cerréis bien puertas y ventanas por la noche por si alguna pista les llevase hasta allí.

    Estoy empezando a sentir que solo te cuento cosas horribles, pero de verdad que estoy aprendiendo mucho y me está gustando la experiencia de viajar con casi desconocidos y ver un montón de lugares. Pero lo que viene ahora son noticias menos escabrosas:

    Como te he dicho, volvimos a ir en barco con la banda del Pepino. El viaje ha sido muy largo (por eso he tardado tanto en escribirte), pero ha sido tranquilo e incluso bonito: hemos hecho un concurso de dagas, hemos cantado, hemos echado una carrera contra dos tritones estúpidos que iban a lomos de caballitos de mar, hemos contando historias en las que vamos animándonos a compartir nuestra vida los unos con los otros... Así ha sido como me he enterado de la historia de la hermana de Lindt (él cree que Sophia, la cual por cierto ya no viene cono nosotros, es la hermana de sangre de su hermana adoptiva. Un lío, lo sé) y de la de la mamá de Yast (que, como te he dicho, sufre las consecuencias de una maldición y está en cama envejeciendo a un ritmo alarmante). Espero que podamos ayudarlas a ambas.


    Y hemos llegado sanos y salvos al archipiélago de Ruadhin, en concreto a la isla de Ahoyhoy donde está el pueblo tortle de la familia de nuestro bardo. Estoy contenta de que Yast haya podido visitar a sus padres (me ha recordado a cuando veíamos llegar a Prilin al final del verano de vuelta para darnos clases), aunque me apena saber que su madre está tan enferma.
    Allí, en ese mismo archipiélago, hemos viajado al islote de Axard para ver a Bobbin Huesofuerte, el gran coleccionista de reliquias atlantes, de quien esperábamos que nos diera información sobre el cuaderno de Durkam, pero quien hemos descubierto que no tiene pinta de querer colaborar con nosotros a no ser que le demos un auténtico artefacto atlante.

    Te escribo esta carta antes de partir hacia la isla de Zann-Kar, donde creemos que está Indiana Gnones que esperamos sí nos ayude.

Siento mucho estar siempre hablando de mí y no haber podido encontrar un lugar en el que vaya a quedarme para poder leer tu correspondencia. Sin embargo, si quieres, creo que si lo envías al lugar que aparece esta vez en el remitente sí podré leeros antes de marchar de nuevo. Puedes decirle a Prilin que estoy deseando leerla a ella también. Gracias a las dos por la ayuda.

Besos, Qinaya.

P. D.: Dile a mi madre que estoy bien y que la quiero.

    

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